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El estado de Texlahoma

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La región del norte de Texas y el oeste de Oklahoma ha sido tradicionalmente una zona rural y poco desarrollada. A menudo sus habitantes han sentido que las autoridades de sus estados los tenían en poca consideración. A principios del siglo XX, la situación que les preocupaba era sobre todo la carencia de vías de comunicación; apenas había en la zona carreteras dignas de tal nombre, sólo unos cuantos caminos polvorientos.
Hartos de esa situación, en los años treinta del siglo pasado aparece la curiosa propuesta de la creación de Texlahoma. Un empresario de Oklahoma llamado A. P. Sights propuso públicamente la secesión de 46 de los condados del norte de Texas y de 23 del oeste de Oklahoma para crear un nuevo estado, que tendría su capital en la ciudad texana de Amarillo. Un nuevo estado cuyos dirigentes se centrarían en construir carreteras y dotar a la región de todos los servicios cuyos habitantes demandaban.
La idea fue recibida con escepticismo, pese a que Sights afirmaba tener el apoyo de la mayoría de los representantes políticos de la región. También contó con el apoyo del entonces vicepresidente de los Estados Unidos, el texano John Nance Garner IV, apodado humorísticamente "Cactus Jack" porque en su día había sido un firme defensor de elegir como flor oficial de Texas a la flor del nopal (la elegida finalmente había sido la del altramuz de Texas). Garner siempre había defendido la idea de desgajar Texas en dos o mas estados (las voces malintencionadas decían que porque así su partido, el demócrata, tendría la oportunidad de tener más representantes en el Congreso).
Pero, al final, la propuesta quedó en nada. El apoyo popular a la idea fue mas bien escaso y el proyecto de Texlahoma quedó olvidado en un cajón.

La historia de las quintillizas Dionne

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El 28 de mayo de 1934 un suceso insólito sacudió el pequeño pueblo de Corbeil, en la provincia canadiense de Ontario: una de sus vecinas, Elzire Dionne, había dado a luz a cinco niñas, atendida por el doctor Allan Roy Dafoe y dos comadronas. El parto, después de un embarazo complicado, no estuvo exento de riesgos. El doctor Dafoe llegó a creer que ni las niñas, sietemesinas y nacidas con muy bajo peso, ni su madre iban a sobrevivir. No obstante, a pesar de la escasez de medios (al carecer de una incubadora, las niñas fueron colocadas en una cesta de mimbre junto al fuego del hogar, envueltas en mantas y calentadas con botellas de agua caliente) las pequeñas lograron salir adelante, alimentadas con la llamada "fórmula siete veinte" (leche de vaca, agua, sirope de maíz y un par de gotas de ron como estimulante). Se convertirían de este modo en las primeras quintillizas de las que se tiene noticia que sobrevivirían a la infancia. Las niñas recibirían los nombres de Yvonne Édouilda Marie, Annette Lillianne Marie, Cécile Marie Émilda, Émilie Marie Jeanne y Marie Reine Alma.

Las quintillizas al poco de nacer, con sus padres y su abuelo
La noticia saltó de inmediato a la prensa local, y de ahí a los medios de toda Norteamérica. De inmediato empezaron a llegar donativos para las pequeñas (incluida una incubadora) que fueron muy bien recibidos, ya que los padres, Oliva-Edouard y Elzire, eran un matrimonio de humildes granjeros que ya tenían otros cinco hijos (y tendrían otros tres después de las quintillizas). Precisamente, estos problemas económicos derivados del nacimiento de las quintillizas llevaron a los Dionne a firmar un acuerdo con unos promotores que pretendían exhibir a las niñas en la Exposición Universal de Chicago de 1933-34. Y aunque luego los Dionne se retractarían y romperían el contrato, esta acción sirvió de pretexto para que el gobernador de Ontario, Michael Hepburn, a instancias del doctor Dafoe, retirara el 27 de julio de ese año la custodia de las quintillizas a sus padres, con la excusa de que era "para salvaguardar a las niñas de ser explotadas comercialmente". Inicialmente, la duración de la retirada era de dos años, pero al año siguiente Hepburn promulgó la llamada Ley de Tutela de las Quintillizas Dionne, en la que las niñas eran declaradas "King's Wards", una figura legal procedente del derecho medieval en la que un menor quedaba bajo protección del rey por estar sus padres muertos, encarcelados o ser incapaces de cuidar de ellos, asumiendo su custodia la provincia de Ontario hasta que las niñas cumplieran la mayoría de edad.

Las quintillizas con el doctor Dafoe
La custodia de las niñas fue encomendada a un comité de tres personas del que formaba parte el doctor Dafoe, quien a la postre sería el que controlase la vida de las pequeñas en los siguientes años. Las quintillizas fueron instaladas a finales de septiembre de 1934 en el llamado Hospital y Guardería Dafoe, construido exclusivamente para ellas enfrente de la casa de sus padres. De su cuidado, además del doctor Dafoe, se encargaba un equipo de nueve personas: dos enfermeras, una profesora, dos criadas, un ama de llaves y tres policías (para mantener lejos a los "indeseables", incluida la propia familia Dionne). Y a pesar de que la excusa que habían dado para asumir la custodia de las niñas había sido protegerlas de ser exhibidas, la realidad fue exactamente la contraria. Lejos de velar por su bienestar, sus protectores convirtieron a las quintillizas y todo lo que las rodeaba en un espectáculo. Lo primero fue exhibirlas al público. En el hospital se habilitó una sala con espejos de doble cara a través de la cual los visitantes (previo pago de entrada) podían ver a las niñas. Esto atrajo a un número de visitantes sin precedentes; muy pronto las quintillizas se habían convertido en la principal atracción turística de Ontario, con hasta siete mil visitantes diarios, que dejaban miles de dólares de beneficio. Alrededor de esta riada de curiosos empezaron a surgir negocios: hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas de recuerdos. Incluso Oliva Dionne abrió una tienda donde vendía todo tipo de objetos relacionados con las niñas; vendía incluso piedras de la propiedad familiar como supuestos amuletos de fertilidad. Luego, vino la explotación masiva de su imagen. Empezaron a vender fotografías de las quintillizas, muñecas y todo tipo de merchandising. La imagen de las niñas apareció en docenas de anuncios publicitarios, de marcas como Colgate, Palmolive o Bee Hive. Aparecieron en artículos, portadas de revistas, libros. Las pequeñas recorrieron Canadá y EEUU en giras y exhibiciones, incluso participaron en películas en Hollywood. Su popularidad era tal que la reina consorte Isabel de Inglaterra, esposa de Jorge VI, quiso conocerlas durante una visita que hizo a Toronto en 1939. El doctor Dafoe también se beneficiaba del enorme flujo de dinero que rodeaba todo lo concerniente a las quintillizas: no sólo recibía una generosa paga por cuidar de ellas, también escribió libros sobre las hermanas, participó en anuncios comerciales y dio conferencias.


Pero fuera de la vista del público, las quintillizas llevaban una vida triste y solitaria. Cuando no estaban de viaje o haciendo publicidad, vivían recluidas y sometidas a una rígida disciplina impuesta por el doctor Dafoe. Prácticamente aisladas del mundo, sin contacto con otros niños, con un estricto horario que detallaba casi al minuto sus actividades diarias, Dafoe había ordenado que sus cuidadoras procuraran reducir al mínimo las muestras de afecto hacia las pequeñas. Además, siendo los Dionne una familia de habla francesa, Dafoe hizo que las niñas fueran educadas exclusivamente en inglés, hasta el punto de despedir a una enfermera que se dirigió a ellas en francés, lo que causó polémica entre la comunidad francófona.


Los Dionne no habían renunciado a las niñas. Prácticamente desde el momento en que se las quitaron, sus padres se habían embarcado en una cruzada legal para tratar de recuperarlas, con sucesivas denuncias, recursos y apelaciones. Finalmente, en noviembre de 1943 (unos meses después de la muerte del doctor Dafoe), cuando las niñas tenían ya nueve años, un tribunal falló a favor de su familia y les devolvió la custodia. No obstante, eso no cambió demasiado la vida de las quintillizas. Pese a que los Dionne habían dicho que su intención era recuperar a sus hijas para devolverlas a su entorno familiar, cuando de nuevo tuvieron la custodia siguieron aprovechándose de la imagen de las niñas y explotándolas para ganar dinero. Al poco tiempo, la familia abandonó su humilde granja para instalarse en una mansión de veinte habitaciones construida no muy lejos de allí, con electricidad y agua corriente, pagada con el dinero de las quintillizas. El Hospital Dafoe fue convertido en una escuela en la que las hermanas Dionne, acompañadas por otras niñas del pueblo, siguieron estudiando hasta terminar la educación secundaria. En su casa el trato tampoco era mucho mejor. Años más tarde las hermanas contarían cómo a menudo eran menospreciadas y tratadas con mucha mayor severidad que sus hermanos. Era frecuente que sus padres les echaran en cara los muchos problemas que les habían causado al resto de la familia, a pesar de que sus padres y hermanos llevaban una vida desahogada gracias a los pingües beneficios que las hermanas generaban. Se estima que a lo largo de su vida las hermanas ganaron en torno a 500 millones de dólares canadienses de la época, de los cuales apenas recibieron una mínima parte.


Después de todo lo que habían pasado, cuando el 28 de mayo de 1952 las hermanas alcanzaron la mayoría de edad, una de sus primeras decisiones fue abandonar el mundo de la publicidad y el espectáculo que había sido su vida hasta entonces. También dejaron la casa familiar (en adelante apenas volverían a tener contacto con sus padres o sus hermanos) para vivir vidas independientes, algo que hasta aquel momento no les habían permitido. Émilie ingresó poco después en un convento, pero falleció con apenas 20 años de edad, asfixiada accidentalmente durante un ataque epiléptico. Marie, Annette y Cécile se casaron y tuvieron hijos, pero acabarían divorciándose. Sólo Yvonne permaneció soltera toda su vida. Marie moriría en 1970 a consecuencia de una trombosis cerebral.
Las tres hermanas supervivientes se irían a vivir juntas en los años 90 a Saint-Bruno-de-Montarville, cerca de Montreal. En 1995, en un programa de televisión, las hermanas revelaron haber sido víctimas de malos tratos y abuso sexual por parte de su padre durante su adolescencia. En 1998 denunciaron al gobierno de Ontario por la explotación de la que habían sido víctimas, obteniendo una compensación de 2'8 millones de dólares. También en ese año publicaron un libro, Secrets de famille, en el que contaban desde su punto de vista las traumáticas experiencias que habían vivido en la primera parte de sus vidas. Poco después, en 2001, fallecería Yvonne a causa de un cáncer. Annette y Cécile siguen viviendo juntas.


El banco Nugan Hand

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Francis John Nugan (1942/1980) y Michael Jon Hand (1941/?)

El banco Nugan Hand Ltd fue fundado en 1973 en la ciudad australiana de Sydney por Frank Nugan y Michael Jon Hand. Nugan era un abogado australiano con vínculos con el crimen organizado. Por su parte, Hand era un antiguo Boina Verde norteamericano que, tras combatir en Vietnam, se había dedicado a entrenar por cuenta del gobierno norteamericano a las fuerzas anticomunistas que combatían en la guerra civil de Laos y a colaborar con Air América, la conocida empresa de transporte aéreo que servía de fachada para las actividades de la CIA en el sudeste asiático. Algunas fuentes lo vinculaban también al tráfico de heroína, al contrabando de armas y a otros "negocios" del mismo estilo.
Ambos se habían conocido en torno al año 1969 en Sydney, donde Hand había fundado una pequeña inmobiliaria, y muy pronto comenzaron a hacer negocios juntos. Su asociación cristalizaría en 1973 con la creación de su banco, que empezó de manera muy modesta, con una única oficina en Sydney, pero que muy pronto comenzó a atraer inversores gracias a sus atractivas propuestas: intereses de hasta el 16% por sus depósitos, asesoría de inversiones, cuentas libres de impuestos (todo ello en el más riguroso anonimato). El banco comenzó a crecer y a expandirse de manera acelerada; en poco tiempo abrió nuevas sucursales en Hong Kong, Singapur, Washington DC, Taiwan, Hawai, Ciudad del Cabo, las islas Caimán, Manila y Chiang Mai (Tailandia). Por lo general, Nugan dirigía las operaciones del banco desde su oficina central mientras Hand se encargaba de las sucursales en el extranjero, viajando con frecuencia.
Pero bajo esta fachada de negocio de éxito, había un entramado mucho más siniestro. Las apariencias de ser un banco corriente ocultaban un gran montaje delictivo. Una de sus principales actividades era el lavado de dinero a gran escala. Decenas de millones de dólares procedentes del narcotráfico y del contrabando de armas fueron captados y convenientemente blanqueados gracias a los manejos de Nugan y Hand; de hecho, algunas de sus sucursales, como la de Chiang Mai, habrían sido abiertas para captar el dinero de los narcos (irónicamente, la oficina de Nugan Hand en Chiang Mai estaba en el mismo edificio y en la misma planta que la oficina local de la Agencia Antidroga norteamericana, la DEA). También ayudaron al Sha de Persia Mohammad Reza Pahlevi, al presidente indonesio Suharto y al filipino Ferdinand Marcos a sacar de sus países buena parte de su fortuna y ocultarla en el extranjero. Otra de sus actividades habituales era la evasión fiscal a gran escala, aprovechando las sucursales del banco en paraísos fiscales como las islas Caimán.
Otro de los aspectos del banco que dio mucho que hablar fue su supuesta colaboración con la CIA. Todos los indicios apuntan a que Hand conservaba sus contactos con el gobierno norteamericano y seguía colaborando con ellos. Se dijo que el Nugan Hand había blanqueado millones de dólares de la CIA para luego enviarlos al sudeste asiático para financiar operaciones secretas de la Agencia y que Hand había participado en la organización de envíos de armas a grupos guerrilleros como la UNITA angoleña. De hecho, en la plantilla del Nugan Hand figuraban el contraalmirante retirado de la Marina norteamericana Earl P. Yates como miembro del consejo de administración y el ex-director de la CIA William Colby como consejero legal. Años más tarde, en 1983, Edward Wilson, ex-agente de la CIA y ex-empleado del Nugan Hand, fue arrestado por intentar vender varias toneladas de explosivos a Libia. Su abogado diría más tarde haber tenido acceso a numerosos documentos que probarían la relación entre el banco y la CIA.
Se acusó también a Hand de asociarse con Murray Stewart Riley, un conocido capo del crimen organizado australiano, para importar heroína a Australia, comprada con dinero del banco en Hong Kong y distribuida luego por la red de Riley.
Los rumores sobre las verdaderas actividades del banco comenzaron a finales de los 70, cuando los inversores empezaron a quejarse de que se les negase información sobre el estado de su dinero o la situación del banco. El tinglado saltó por los aires cuando el 27 de enero de 1980, Frank Nugan aparecía muerto de un disparo en su coche, en un aparente suicidio que sin embargo dejó muchas dudas (un año después, su cadáver fue exhumado para confirmar que era realmente el de Nugan). Junto a su cuerpo se halló un papel con varios nombres, entre los que estaban los de William Colby y el político republicano Bob Wilson.
A partir de ahí, la incertidumbre se disparó. Se denunció que Hand había allanado la casa de Nugan y la oficina central del banco, destruyendo o haciendo desaparecer grandes cantidades de documentación relativa a las actividades del banco. La investigación de la muerte de Frank Nugan sacó a la luz que el banco estaba en situación de insolvencia, con un agujero de más de 50 millones de dólares. El dinero nunca apareció y Hand huyó del país en junio de ese año. Se sabe que tomó un vuelo hacia Fiji con documentación falsa y de allí voló a Vancouver primero y a Nueva York más tarde, perdiéndosele la pista. Se especuló con que había recibido ayuda de la CIA para desaparecer bajo una identidad falsa.
Tras la caída del banco, hasta tres comisiones oficiales (una dirigida por el gobierno y las otras dos, por el Comité de Asuntos Corporativos y la policía antidroga de Nueva Gales del Sur) se dedicaron a investigar al Nugan Hand, encontrando abundantes pruebas de lavado de dinero, evasión de impuestos y violación de numerosas leyes bancarias. No así de tráfico de drogas o de armas y de la supuesta colaboración con la CIA; se concluyó que no había pruebas creíbles, aunque algunos de los miembros de la comisión afirmarían más tarde que ellos estaban seguros de que así había sido. Otro aspecto inesperado fue el descubrimiento de que desde el banco se habían hecho cuantiosas transferencias, hasta un total de 2'4 millones de dólares, a las cuentas del Partido Liberal Australiano, entonces en el poder. También se supo que Hand había amenazado a varios trabajadores del banco con asesinar a sus esposas y enviárselas pedazo a pedazo si se negaban a obedecer a los fundadores del banco. Finalmente, no se llegaron a presentar cargos contra nadie relacionado con el banco aparte de Hand, quien al estar huido no pudo ser juzgado.
En noviembre de 2015, un periodista del Sydney Morning Herald anunció que Mike Hand vivía en la ciudad de Idaho Falls (Idaho) con el nombre de Michael Jon Fuller, pero no ha habido ninguna confirmación oficial por parte de las autoridades, ni australianas ni norteamericanas.

El misterio del faro de Eilean Mòr

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El faro de Eilean Mòr, en la actualidad

Las islas Flannan, también llamadas Seven Hunters, son un conjunto de siete pequeñas islas rocosas que forman parte de las Hébridas Exteriores, en la costa occidental escocesa, a unos 30 kilómetros al oeste de la isla de Lewis. Las islas han estado deshabitadas prácticamente toda su historia; los nativos de las Hébridas siempre han tenido muchas supersticiones con respecto a ellas y, aunque algunos ocasionalmente llevaban a sus ovejas a pastar a las Flannan, se decía que traía mala suerte pasar la noche allí. La mayor de esas islas es Eilean Mòr (en gaélico, Isla Grande), de apenas 17 hectáreas y media de extensión. Precisamente, en Eilean Mòr se encuentran los dos únicos vestigios de presencia humana del pequeño archipiélago: las ruinas de una antigua capilla dedicada a San Flannan y el faro.


El faro de las islas Flannan se construyó a finales del siglo XIX para guiar a los barcos que se dirigían hacia el cabo Wrath y el estrecho de Pentland Firth. Su construcción comenzó en 1895 y fue larga y laboriosa, dado lo escarpado de la isla, costando alrededor de 7000 £; además del faro y la casa de los fareros, hubo que construir un embarcadero, escaleras y hasta una pequeña vía férrea para subir hasta el faro los barriles del queroseno que alimentaba la lámpara, gracias a la tracción de un pequeño motor de vapor. La lámpara emitía una luz de casi 140000 candelas de intensidad, visible hasta a 24 millas náuticas. El faro comenzaría a funcionar el 7 de diciembre de 1899.
Del funcionamiento y mantenimiento del faro se encargaba un equipo de cuatro hombres que iban rotando, de modo que siempre había tres en la isla y un cuarto en tierra. A finales de 1900 se hallaban en la isla James Ducat, un veterano con más de 21 años de experiencia, como farero principal; Thomas Marshall como primer ayudante; y Donald McArthur como segundo ayudante. McArthur era un sustituto que ocupaba la plaza de otro trabajador, William Ross, de baja por enfermedad. En tierra se encontraba el cuarto miembro del equipo, Joseph Moore.

De izquierda a derecha, Donald McArthur, Thomas Marshall, James Ducat y Robert Muirhead
El trabajo de farero en Eilean Mòr no era sencillo. Mientras permanecían en la isla, los miembros del equipo estaban prácticamente incomunicados. Su único contacto con el mundo exterior era el barco que aprovisionaba a la isla y un tosco sistema de señales con banderas de colores que, en los días despejados, eran visibles desde las Hébridas. Para no depender de los víveres que les llevaran desde tierra, criaban su propias ovejas y gallinas, cultivaban un huerto y pescaban. De hecho, Ducat había querido renunciar al puesto, alegando que el lugar no era bueno para sus nervios y no le gustaba pasar tanto tiempo lejos de su familia (esposa y cuatro hijos). Robert Muirhead, superintendente de la Northern Lighthouse Board, la sociedad pública encargada de gestionar los faros de Escocia y la isla de Man, le convenció para que continuara mientras no le encontraban un sustituto.
La primera señal de que algo no iba bien tuvo lugar el 15 de diciembre de 1900, unos días después del primer aniversario de la entrada en funcionamiento del faro. El capitán Holman, del vapor Archtor que viajaba de Philadelphia a Leith, se sorprendió al ver que el faro de las Flannan estaba apagado pese a que ya era de noche. Por ello envió un mensaje a su naviera, la Cosmopolitan Line Steamers, para que advirtiesen a la Northern Lighthouse Board, aunque dicho aviso no llegó a producirse. Otro barco que navegaba en las inmediaciones, el Fairwind, también notó la ausencia de luz en el faro.
La llegada del Hesperus, el barco que levaba a las Flannan el relevo y las provisiones para el faro, estaba prevista para el día 20 de diciembre; no obstante, las malas condiciones meteorológicas retrasaron su llegada hasta el 26. Al capitán del Hesperus, Jim Harvie, le extrañó ver que la bandera de bienvenida no había sido izada y nadie acudía a recibirlos, cuando normalmente los fareros acudían a recibir el barco, descargar las provisiones y charlar con los marineros para ponerse al día de lo ocurrido últimamente. Hizo sonar el silbato del barco y lanzó una bengala, pero no hubo respuesta alguna desde la isla. Por eso, pidió a Joseph Moore, que iba a relevar a uno de los fareros, que desembarcase y buscase a sus compañeros.


A Moore no le dio buena espina lo que vio al desembarcar. En el muelle había algunos desperfectos, producidos seguramente por los temporales de las semanas anteriores: cajas rotas, un salvavidas arrancado de su soporte, varios raíles de metal doblados... Lo extraño es que nadie parecía haber hecho nada para reparar esos daños. Tampoco estaban en el embarcadero las cajas vacías para llenar con las provisiones que traía el Hesperus. Inquieto y agobiado por un mal presagio, Moore subió por las escaleras hacia el faro. La puerta del muro exterior del complejo estaba cerrada, igual que la de la casa de los guardas. En el interior, todo parecía estar en orden, pero no había rastro alguno de Ducat, Marshall y McArthur.
Moore volvió al Hesperus a informar a Harvie. Éste envió de nuevo a Moore con cuatro de sus tripulantes para hacer una búsqueda más exhaustiva. En este nuevo examen pudieron apreciar algunos detalles. Las camas de los tres hombres estaban deshechas. El fuego parecía haber ardido hasta apagarse por falta de combustible. El reloj estaba parado porque nadie le había dado cuerda en días. La lámpara del faro estaba en perfecto estado y tenía combustible. El único asomo de desorden era una silla caída en una de las habitaciones. En la casa se encontró el traje impermeable y las botas de agua de McArthur, pero no los de Ducat y Marshall. La última anotación del diario del faro era de la mañana del día 15, por lo tanto, lo que quiera que hubiese pasado, ocurrió ese día, en la franja de tiempo entre esa anotación y el momento en el que el Archtor pasó frente al faro y lo vio apagado. Los hombres del Hesperus registrarían luego de manera concienzuda la isla, sin encontrar ningún indicio de los tres hombres.
Harvie decidió volver al puerto de Breasclete, en la isla de Lewis, a dar la alarma, mientras Moore se quedaba en la isla para hacer funcionar el faro, junto a tres marineros que se ofrecieron voluntarios para ayudarle. El capitán envió un telegrama a William Murdoch, secretario de la NLB, diciendo que "Ha ocurrido un horrible accidente en las Flannans. Los tres guardianes, Ducat, Marshall y el ocasional [McArthur] han desaparecido de la isla. A nuestra llegada esta tarde no hemos visto ningún signo de vida".


El 29 de diciembre Robert Muirhead desembarcó en Eilean Mòr para llevar a cabo personalmente la investigación. Había contratado a los tres desaparecidos, los conocía bien y quería llegar al fondo del asunto. Pero no pudo descubrir nada más de lo que Moore ya había descrito. Nada, salvo unas extrañas anotaciones en el diario del faro. El día 12 de diciembre Thomas Marshall había anotado que sufrían vientos "como no había visto en veinte años", que Ducat estaba "muy tranquilo" y que McArthur había estado llorando. Un poco extraño que un veterano lobo de mar como él se asustase tanto de una tormenta hasta el punto de llorar. El día 13 Marshall anotó que la tormenta continuaba y los tres hombres "habían estado rezando". ¿Cómo tres fareros expertos, en un sólido faro cincuenta metros por encima del nivel del mar, se habían asustado tanto por una tormenta hasta el punto de ponerse a rezar?.
Finalmente, Muirhead concluyó en su informe que lo más probable es que los tres fareros hubieran sido arrastrados por una gran ola mientras estaban en el exterior, quizá tratando de rescatar algún objeto arrastrado por el temporal. Una hipótesis que no convenció a muchos, empezando por Moore, quien no creía que tres fareros veteranos como ellos hubieran sido sorprendidos de esa manera. El propio diario del faro, además, señalaba que el día 15 había pasado lo peor de la tormenta; la última anotación decía, literalmente "La tormenta ha terminado, el mar está en calma. Dios está sobre todas las cosas". Las normas de la compañía establecían que jamás se debía dejar el faro sin vigilancia. ¿Y por qué McArthur había salido al exterior sin su ropa de aguas?
Se sugirió después que Ducat y Marshall habían salido a comprobar los daños causados por el temporal, dejando a McArthur en el faro. Éste habría visto desde su posición la llegada de varias olas de gran tamaño y corrió a avisar a sus compañeros, pero no pudo llegar a tiempo y las olas los engulleron a los tres. Pero de nuevo surgen las incógnitas. ¿Cómo dos hombres con la experiencia de Ducat y Marshall se aventurarían de esa manera en medio de un temporal?¿Si McArthur corrió a avisarlos y no tuvo tiempo ni de ponerse el traje de aguas, por qué se paró a cerrar las puertas que Moore halló cerradas?¿Y qué había sido de los cadáveres?¿Por qué no habían llegado a tierra ni habían sido avistados por ninguno de los numerosos barcos que navegaban por la zona? Asimismo, se sugirió que uno de los fareros podría haber caído accidentalmente al agua y los otros dos cayeron también al tratar de rescatarlo.
El misterio en torno a lo ocurrido hizo que surgieran otras teorías. Se dijo que uno de los tres hombres había matado a los otros dos y arrojado sus cuerpos al mar, antes de arrojarse él mismo. Cierto es que el largo aislamiento podía ser molesto y provocar tensiones e incluso discusiones. Pero ninguno de los tres hombres era especialmente violento, ni se sabía de discusiones previas que pudieran haber dado lugar a alguna enemistad. Además no se hallaron indicios de lucha ni en el faro ni en la casa. Quizá la teoría más pintoresca fuese la de los supersticiosos habitantes de las Hébridas, que, recordando la mala fama de las islas, creían que los tres habían sido víctimas de la maldición, ya fuera a manos de los espíritus de las islas o de alguna criatura de la mitología escocesa, como el kelpie, una serpiente marina o un pájaro gigante.


Tras finalizar la investigación, el faro continuó su normal funcionamiento. Se contrató a un nuevo equipo y se continuó con el sistema de turnos como hasta entonces. En los siguientes setenta años, ningún suceso fuera de lo común vino a perturbar a los residentes de la isla. En 1971 el faro fue automatizado, haciendo innecesaria la presencia de personal permanente en la instalación, que ahora sólo recibe a gente cuando son necesarias reparaciones, revisiones o mantenimiento.

Fiesta salvaje en la Casa Blanca

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Las elecciones presidenciales norteamericanas de 1828, celebradas entre el 31 de octubre y el 2 de diciembre de ese año, llevaron a la presidencia de los EEUU al demócrata Andrew Jackson, antiguo senador por el estado de Tennessee, quien derrotó al hasta entonces presidente, el nacional-republicano John Quincy Adams, por 178 votos electorales a 83. Jackson se tomaba así la revancha de las elecciones de 1824, en las que ambos se habían enfrentado con victoria de Adams.
El juramento de Jackson como presidente tuvo lugar la mañana del 4 de marzo de 1829, en el Pórtico Este del Capitolio de los EEUU. Era la primera vez que la ceremonia tenía lugar en aquella localización; hasta entonces, los presidentes solían jurar el cargo en el interior del edificio del Congreso (cuya sede, a lo largo de los años, había estado en Philadelphia, Baltimore, Lancaster, York, Princeton, Annapolis, Trenton y Nueva York, antes de establecerse definitivamente en Washington). Sólo había ocurrido una excepción: el presidente James Monroe había jurado su primer mandato presidencial frente al Old Brick Capitol, sede provisional del Congreso (los ingleses habían quemado el Capitolio durante la guerra de 1812-15), en 1817.
Al multitudinario juramento de Jackson acudieron más de 20000 personas, que se apelotonaban ante el Capitolio. La mayor parte eran fieles seguidores de Jackson, algunos llegados desde muy lejos para ver la ceremonia. El entusiasmo de la muchedumbre era tal que, una vez terminado el juramento, sobrepasaron el cordón que los mantenía alejados, tratando de llegar a Jackson, al que sus acompañantes sacaron rápidamente de allí. Jackson montó su caballo y se dirigió a la Casa Blanca, donde, como era costumbre por aquel entonces en la proclamación de los presidentes, se había decretado un día de puertas abiertas, donde prácticamente cualquiera podía acercarse a visitar el lugar, comer y beber gratis e, incluso, estrechar la mano del presidente.
Cuando Jackson llegó a la Casa Blanca ya había un gran número de personas, de toda raza, edad y condición, a las que se fueron sumando otras muchas. Con lo que nadie contaba es que aquella masa de gente, en buena parte gracias al alcohol que corría libremente, acabara volviéndose incontrolable. Los invitados empezaron a recorrer la Casa Blanca, curioseando en las habitaciones, causando daños, incluso peleándose entre ellos. A tal punto llegó el caos, que el presidente Jackson se vio obligado a abandonar el edificio (unos dicen que saltando por una ventana y otros, por una puerta trasera) y refugiarse en el hotel Gadsby's, en Alexandria (Virginia), donde se hospedaba. El servicio de la Casa Blanca, incapaz de desalojar a toda aquella gente, recurrió a una ingeniosa estratagema: sacaron al jardín de la casa varios barriles de whisky y de ponche. Cuando la muchedumbre salió al exterior para seguir bebiendo, los criados echaron a los rezagados y cerraron las puertas, atrancándolas para evitar que volvieran a entrar. La muchedumbre acabaría por dispersarse conforme se fue acabando el alcohol, dejando atrás un reguero de daños valorados en varios miles de dólares: vajilla y cristalería rotas, muebles destrozados, alfombras arruinadas...
Aún hay cierta controversia sobre si la velada llegó a los extremos a los que alude la historia. Algunos contemporáneos lanzaron severas críticas hacia lo allí sucedido: Margaret Bayard Smith calificó a los asistentes de "chusma", James Hamilton Jr. (congresista por Carolina del Sur) lo llamó "saturnalia" y el juez del Tribunal Supremo Joseph Story dijo que nunca había visto "semejante mezcolanza" de personas. No obstante, historiadores modernos tienden a minimizar la verdadera dimensión de la fiesta, asegurando que todo fue en su día muy exagerado por los rivales políticos de Jackson, deseosos de desprestigiarlo. Sea como fuere, lo cierto es que la costumbre de las "puertas abiertas" en la Casa Blanca cayó en desuso en las posteriores proclamaciones.

Los indígenas rubios de las islas Salomón

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El archipiélago de las islas Salomón, a unos 3000 kilómetros al noroeste de Australia, está formado por cerca de un millar de islas. Su población nativa, de origen melanesio, presenta dos particularidades curiosas: su piel tiene la pigmentación más oscura que se encuentra fuera de África; y un porcentaje sorprendentemente alto (en torno al 10%) tiene el pelo rubio.
Durante mucho tiempo, se creyó que el pelo rubio de los nativos de las Salomón se debía al mestizaje con exploradores de origen europeo, que comenzaron a llegar a las islas a partir del siglo XVI (los primeros fueron los españoles de la expedición dirigida por Álvaro de Mendaña, en 1568). Los propios melanesios, por su parte, atribuían el pelo rubio a su dieta rica en pescado o al mucho tiempo que pasaban expuestos al sol y al agua marina.


Deseosos de encontrar el verdadero origen de la peculiar pigmentación rubia del pelo de los melanesios, el MRC Centre for Causal Analyses in Translational Epidemiology de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Stanford University School of Medicine de la Universidad de Stanford (EEUU) llevaron a cabo un estudio genético en el que tomaron decenas de muestras a los habitantes del archipiélago. Finalmente, se eligieron muestras de 43 individuos rubios y 42 de pelo oscuro, cuyo ADN fue estudiado. Los resultados, publicados en la revista Science en el año 2012, fueron sorprendentes: efectivamente, la curiosa abundancia de rubios en las Salomón tiene un origen genético, pero la mutación que lo provoca es diferente a la de los rubios de origen europeo. De hecho, no encontraron indicio alguno en las muestras estudiadas de aportes genéticos de origen europeo relacionados con el color del pelo. La mutación responsable es exclusiva de los melanesios y se localiza en el gen TYRP1, en el cromosoma 9. El TYRP1 codifica una proteína relacionada con la enzima tirosinasa, que interviene en la síntesis de melanina. Dicho gen se sabía que jugaba un papel en la pigmentación de la piel y el pelo; se lo relaciona con algunos casos de albinismo en seres humanos y se sabe que provoca una pigmentación más clara en ratones.


Los cálculos aproximados indican que dicha mutación se originó hace unos 10000 años, antes de que los llamados pueblos austronesios (antepasados directos de melanesios, polinesios y maoríes, entre otros) comenzaran a poblar las islas del Pacífico, y se cree que es la misma que provoca la aparición de individuos rubios en otras regiones del Pacífico, como las islas Fiyi, aunque con una incidencia mucho menor que en las Salomón. La nula diferencia genética entre las muestras con y sin mutación indica además que esa variante se originó en el seno de la población y no se debió a un aporte externo.


Para quien tenga curiosidad, aquí está el artículo original con los resultados del estudio:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3481182/

Sir Douglas Bader

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Sir Douglas Robert Steuart Bader (1910-1982)

Douglas Robert Steuart Bader nació el 21 de febrero de 1910 en Londres. Poco después, su padre, Frederick, ingeniero, se trasladó a la India junto a su esposa y su hijo mayor por motivos de trabajo, dejando al pequeño Douglas con unos parientes en la isla de Man. El pequeño no se reuniría con sus padres hasta que tuvo dos años, antes de retornar, en 1913, a Inglaterra.
Al estallar la Primera Guerra Mundial Frederick Bader se alistó en el cuerpo de los Royal Engineers. Herido de gravedad en Francia en 1917, nunca se recuperó del todo de sus heridas y fallecería en 1922, cuando Douglas tenía 12 años. Su madre se volvería a casar poco después con un pastor anglicano. Ni ella ni su padrastro prestaron demasiada atención a Douglas, quien empezó entonces un peregrinaje por las casas de varios familiares y diversas escuelas. Destacaba por su talento deportivo, especialmente en el rugby (llegó a tener ofertas para jugar con los Harlequins, uno de los clubes más destacados del país), y por su carácter competitivo, rebelde e inconformista.
Tras terminar la enseñanza secundaria, quiso asistir a la universidad de Cambridge, pero su madre no lo permitió, alegando que no podía costearlo, así que Douglas decidió solicitar, influido por su tío Cyril Burge (esposo de su tía Hazel y teniente de la Royal Air Force), una beca para estudiar en la academia de la RAF en Cranwell. Douglas logró ser el quinto entre varios cientos de solicitantes.
Sus inicios en Cranwell no fueron demasiado brillantes. Seguía siendo un as en el deporte, pero sus notas dejaban mucho que desear (en su primer año, fue el 19º entre los 21 cadetes de su promoción) y tuvo ciertos problemas de indisciplina. En más de una ocasión fue sorprendido llevando a cabo actividades prohibidas a los cadetes, como carreras de motocicletas y de automóviles. El director de la academia, el vicemariscal Frederick Halahan, lo llamó al orden y le dio un aviso: Usted es joven, comprendo sus problemas, pero la RAF no los entenderá. Ellos quieren aquí a hombres, no a escolares. Bader aprendió la lección; al final de los dos años que duraba el curso estuvo a punto de conseguir el número 1 de su promoción.
Paralelamente a sus méritos académicos, Bader demostró tener una habilidad innata para el pilotaje, realizando su primer vuelo en solitario con apenas 11 horas de experiencia, a los mandos de un biplano Avro 504. Tras licenciarse en Cranwell fue asignado como piloto al 23º Escuadrón con base en Kenley, que pronto cambiaría sus aviones Gloster Gamecock por Bristol Bulldogs. Los Bulldogs, sin embargo, siendo mucho más veloces que los Gloster, eran también inestables y difíciles de maniobrar a baja velocidad, por lo que se prohibió terminantemente todo tipo de acrobacias por debajo de los 2000 pies. Bader, aficionado a tales maniobras, lo consideró exagerado pero acató las órdenes. Hasta que el día 14 de diciembre de 1931, estando en el aeródromo de Woodley, un piloto novato le retó a que le hiciera una demostración. Bader, en un principio, rehusó, al tener poca experiencia con un Bulldog. Pero, cuando ya se iba del aeródromo pilotando su Bulldog Mk. IIA, sobrevoló el aeródromo a ras de suelo y trató de hacer lo que en vuelo acrobático se llama un slow roll o tonel, un giro de 360º sobre si mismo. Desgraciadamente, al hacerlo a tan baja altura el ala izquierda del avión rozó el suelo, se desequilibró y se estrelló. Bader, atrapado entre el amasijo de restos, fue rescatado y trasladado al Hospital Real de Berkshire. Allí, atendido por el eminente doctor J. Leonard Joyce, con fama de ser el mejor cirujano de Inglaterra, le fue amputada de inmediato la pierna derecha por encima de la rodilla, y varios días después también la izquierda, algunos centímetros por debajo.
En una época en la que no había antibióticos, sus heridas tuvieron a Bader al borde de la muerte. No obstante, logró salir adelante, y tras varias operaciones más y una larga y dolorosa convalecencia (durante la cual se hizo adicto a la morfina) fue trasladado al hospital de la RAF en Uxbridge. Allí tuvo la suerte de entrar en contacto con los hermanos Dessoutter. Marcel Dessoutter era un antiguo piloto e ingeniero aeronáutico que había perdido una pierna en un choque y que, tras darse cuenta de que las prótesis que había disponibles entonces eran demasiado toscas y pesadas, había creado con su hermano una empresa dedicada a construir prótesis más ligeras y prácticas. Fueron los primeros en construir prótesis de aluminio, lo que en la época supuso una revolución. Bader fue el primer cliente que necesitó prótesis para ambas piernas, y una vez que las tuvo, se dedicó en cuerpo y alma a aprender a desenvolverse con ellas. Una tarea larga y pesada, pero que acabó dando sus frutos: Bader fue pronto capaz de caminar sin usar muletas, jugar al golf e incluso conducir un coche. Bajo mi punto de vista, un discapacitado que logra no depender de los demás ya no es un discapacitado, diría más tarde.


Su gran ilusión era poder volver al servicio activo como piloto de la RAF. Y así, en junio de 1932, apenas seis meses después de su accidente, se volvía a poner a los mandos de un avión, un Avro 504 de entrenamiento, demostrando que era capaz de volar sin problemas e incluso superando un examen médico que lo declaró apto para el servicio. Sin embargo, en abril de 1933 la RAF lo apartó del servicio activo y lo licenció con una pensión por invalidez total, lo que dejó a Bader muy afectado. No obstante, no se dejó vencer por la adversidad. Consiguió trabajo en la Asiatic Petroleum Company (la actual Royal Dutch Shell) y en octubre de 1933 se casó con su novia Thelma, una camarera a la que había conocido durante su convalecencia. Pero en el fondo siempre soñó con volver a volar. En 1938 solicitó su reingreso en la RAF, pero sólo le ofrecieron un puesto administrativo, y él quería ser piloto de nuevo. Sin embargo, el mariscal sir Charles Portal le respondió por carta que, en caso de guerra, sin duda la RAF lo aceptaría si superaba los correspondientes exámenes.
Y en septiembre de 1939, estalló la Segunda Guerra Mundial. Bader volvió a solicitar su vuelta al servicio activo. La RAF volvió a ofrecerle un puesto en tierra, pero él, recurriendo a amigos y conocidos, logró por fin el reingreso como piloto, condicionado a los resultados de los exámenes médicos y del test de vuelo, que superó sin problemas a los mandos de un Avro Tudor. Del Avro pasó a pilotar un Fairey Battle y luego un Miles Master, antes de empezar a entrenarse con las joyas de la RAF: los Spitfire y los Hurricane. En febrero de 1940 fue asignado al 19º Escuadrón de Cazas, con base en Duxford, y dos meses después fue nombrado comandante del 222º Escuadrón, que en aquel momento estaba reemplazando sus obsoletos Bristol Blenheims por Spitfires. Justo antes de asumir el mando, tuvo un accidente al intentar despegar su Spitfire pasado de revoluciones; el aparato se estrelló pero Bader salió ileso (aunque sus prótesis fueron gravemente dañadas y tuvo que sustituirlas). El propio Bader admitió haber cometido un error de novato, que sin embargo fue considerado un error puntual y no se le tuvo en cuenta.

Supermarine Spitfire
El 222 entró en combate en junio de 1940, para proteger la evacuación de las tropas anglofrancesas a través de Dunkerke. El día 31 Bader logró su primera victoria al abatir a un caza Messerschmitt Bf 109 alemán; ese mismo día, en una salida posterior, abatiría a un bombardero ligero Heinkel He 111.
Todavía en junio Bader fue nombrado comandante del 242º Escuadrón. El 242, formado por pilotos canadienses, había perdido a más de la mitad de sus componentes durante los combates y su moral estaba por los suelos. No mejoró cuando vieron que su nuevo comandante carecía de piernas, pero Bader supo ganarse su confianza y su respeto. Con el 242 tuvo una destacada participación en la Batalla de Inglaterra y fue uno de los responsables de la estrategia conocida como Big Wing: varias escuadrillas de cazas que despegaban a la vez para detener las oleadas de bombarderos alemanes antes de que llegaran a sus objetivos. La acción más destacada del 242 tuvo lugar el 30 de agosto de 1940, cuando interceptó a una formación de una treintena de bombarderos Dornier Do-17 y Messerschmitt 110 alemanes, de los cuales abatieron una docena. Su actuación en la batalla le valió a Bader recibir la Distinguished Flying Cross y la Distinguished Service Order, además del ascenso a Wing Commander.
Uno de los mayores temores de Bader era ser derribado sobre el océano y que sus prótesis lo hundieran. Por ello, pensó en aumentar su flotabilidad llenándolas con pelotas de ping pong. Sin embargo en su primer vuelo empezó a oir una serie de estallidos que tomó en un principio por disparos y luego descubrió que eran las pelotas dentro de sus piernas, estallando debido al descenso de presión.


En marzo de 1941 Bader dejó el mando del 242 para convertirse en el comandante del aeródromo de Tangmere, teniendo a sus órdenes tres escuadrones de Spitfires (el 145, el 610 y el 616) y uno de cazas pesados Bristol Beaufighter. Durante esta época desarrolló y perfeccionó la llamada formación en cuatro dedos, para patrullas de cuatro aviones, que luego sería de uso común.
La brillante trayectoria de Bader se interrumpió el 9 de agosto de 1941 cuando, tras derribar a dos Bf-109, un tercero lo alcanzó obligandolo a saltar en paracaídas sobre Le Touquet, cayendo prisionero de los alemanes. Durante el salto, también perdió su prótesis derecha.
Bader fue llevado por los alemanes a un hospital cerca de Saint Omer, a escasa distancia del cementerio donde reposaban los restos de su padre. Los alemanes le trataron con respeto y deferencia; el general de la Luftwaffe Adolf Galland envió un coche a recogerlo para poder entrevistarse personalemnte con él y, cuando supo de la pérdida de su pierna, organizó una de las más sorprendentes operaciones de la Segunda Guerra Mundial: con la Cruz Roja como intermediaria, ingleses y alemanes se pusieron de acuerdo para que un bombardero británico dejase caer una nueva pierna ortopédica para Bader cerca de la base en la que se encontraba retenido. El comandante en jefe de la Luftwaffe, Herman Göring, dio el visto bueno a la operación.
Pero una vez que volvió a tener ambas prótesis, Bader se convirtió en un quebradero de cabeza para sus captores. Intentó fugarse en numerosas ocasiones (lo consiguió del campo de Stalag Luft III y estuvo huido varios días) y, tras pasar por varios campos de prisioneros, acabó en agosto de 1942 en el célebre castillo de Colditz, donde los alemanes, hartos, le confiscaron sus prótesis hasta que dio su palabra de no volver a intentar la fuga.
Bader permaneció en Colditz hasta el 15 de abril de 1945, en que los prisioneros del castillo fueron liberados por el Primer Ejército estadounidense. Tras ser liberado viajó a toda prisa a Paris a solicitar un nuevo destino como piloto de combate, pero sus superiores se negaron. En aquel momento, Bader "Piernas de Lata" era uno de los pilotos más célebres y admirados de la RAF y su muerte en combate habría supuesto un duro golpe para la moral de los aviadores aliados. Así que lo enviaron a Tangmere, donde asumió la dirección de la Escuela de Pilotaje de Combate. Más tarde sería nombrado comandante del sector aéreo de Essex. El 15 de septiembre de 1945, encabezó el vuelo de 300 aviones de la RAF durante el Desfile de la Victoria en Londres.


Terminada la guerra, la RAF ofreció a Bader continuar en sus filas, reconociéndole el rango y la antigüedad que habría tenido de no haber sido capturado. Pero Bader sabía que en tiempos de paz los cambios en la RAF eran inevitables y, tras una larga reflexión, decidió abandonar las fuerzas aéreas en febrero de 1946. Lo hizo con el rango de capitán de escuadrilla y con 22 victorias confirmadas, cuatro compartidas, seis probables, una probable compartida y 11 aviones enemigos averiados.
Tras su retirada, y después de considerar el salto a la política, ingresó de nuevo en la Shell, donde pudo disponer de un avión privado para desplazarse por todo el mundo. Se retiraría en 1969 siendo director general de la Shell Aircraft (la filial de la Shell dedicada a gestionar sus aviones). En 1976 fue nombrado caballero por la reina Isabel II por su trabajo en favor de las personas discapacitadas y el 4 de junio de 1979 se puso por última vez a los mandos de un avión, totalizando 5744 horas y 25 minutos de vuelo en toda su vida. Falleció en Londres el 5 de septiembre de 1982.

Estrellas infantiles de trágico final: Carl Switzer

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Carl Dean Switzer (1927-1959)

Carl Switzer, nacido en 1927, era el menor de los cuatro hijos de un matrimonio de Paris (Illinois) con antepasados alemanes y escoceses. Al crecer, el niño se hizo popular en su localidad natal, junto a su hermano Harold, dos años mayor, por su desparpajo y talento musical.
En 1934 la familia Switzer viajó a California a visitar a unos parientes. Durante su estancia, visitaron los Hal Roach Studios y allí Harold y Carl improvisaron una de sus actuaciones en la cafetería de la productora. La casualidad quiso que en aquel momento estuviera en la cafetería Hal Roach, fundador y propietario del estudio, quien, al darse cuenta del talento de los niños, los contrató para actuar en su famosa serie Our Gang.

Carl Switzer, caracterizado como Alfalfa
Our Gang (llamada La pandilla en España y Los pequeños traviesos en Hispanoamérica) fue una serie de cortometrajes muy popular en su época, que relataba las aventuras de un grupo de niños de origen humilde. Entre 1922 y 1944 llegaron a rodarse 220 cortos y un largometraje, con gran éxito, y que luego, en los años 50, se reestrenarían como serie de televisión con el título de The Little Rascals. Los hermanos Switzer pasaron a interpretar sendos personajes en la serie, con diferente suerte. Mientras que el personaje de Harold, apodado "Silm" o "Deadpan" fue perdiendo presencia poco a poco hasta ser prácticamente un figurante, el personaje de Carl, el repipi e ingenuo Alfalfa, pronto se convertiría en uno de los favoritos del público y uno de los personajes principales de la serie.
Entre 1935 y 1940, Carl Switzer protagonizó 59 cortometrajes y un largometraje (General Spanky) que alcanzaron una gran popularidad y le hicieron famoso. Pero, como tantos otros niños prodigio, tras abandonar la serie que le había hecho conocido, vio como su carrera caía en picado, encasillado en el personaje que lo había dado a conocer. En los siguientes años, Carl trató de abrirse paso como actor sin conseguir más que papeles secundarios en filmes poco conocidos y en algunas series de televisión. Para sobrevivir, simultaneaba su cada vez más apagada carrera de actor con el trabajo como criador y entrenador de perros, y ejerciendo como guía de partidas de caza. En 1954 se casó con Diantha Collingwood, una rica heredera con la que tendría a su único hijo, Justin.
En enero de 1958 fue víctima de un extraño incidente cuando una bala le alcanzó en el brazo derecho mientras subía a su coche en Los Angeles; el tirador nunca fue arrestado.
La cadena de desafortunados sucesos que llevarían a la muerte de Switzer comenzó a finales de 1958. Uno de los perros que estaba entrenando, propiedad de un tal Moses Stiltz, huyó asustado por un oso y se extravió. Switzer ofreció por él una recompensa de 35 $ a quien lo encontrara, y días después, un hombre lo halló y se lo llevó al bar en el que Switzer trabajaba. Agradecido, Carl le pagó la recompensa y le regaló además bebidas por valor de otros 15 dólares.
Días después, el 21 de enero de 1959, Carl Switzer y un amigo suyo, un cámara llamado Jack Piott, estaban bebiendo juntos y charlando. Switzer decidió que Stiltz debía hacerse cargo de los 50 $ que le había costado recuperar al perro. Cuanto más bebía, más convencido estaba, así que a eso de las siete de la tarde, ya en un notable estado de embriaguez, se dirigió a casa de Moses para reclamarle el dinero.
Según declararía Moses Stiltz más tarde, Switzer comenzó a aporrear la puerta violentamente gritando que le abrieran. Una vez dentro, exigió a Stiltz que le pagara. Stiltz se negó. Y comenzó una discusión durante la cual Stiltz sacó un revolver del 38 para amenazar a un cada vez más excitado Switzer. Hubo un forcejeo, un disparo al techo, Switzer sacó una pequeña navaja de su bolsillo y Stiltz le disparó en la ingle. A pesar de que una ambulancia llegó enseguida y trasladó al herido a un hospital, la hemorragia hizo que Switzer ingresara cadáver. Hubo cierta controversia sobre lo sucedido; algunos testigos afirmaron que el disparo era innecesario y que Switzer recibió el tiro cuando ya se iba de la casa. No obstante, el suceso acabó siendo considerado como defensa propia y Stiltz no fue acusado.
El hermano de Carl, Harold, también tendría un final trágico. Se suicidaría en 1967, tras matar en una pelea a un cliente de la lavandería de la que era propietario.

Estrellas infantiles de trágico final: Anissa Jones

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Mary Anissa Jones (1958-1976)

La historia de Anissa Jones es una historia bastante común, la de un actor que se hace famoso a muy corta edad y luego es incapaz de librarse de la sombra del personaje que lo ha encumbrado a la fama. En este caso, mezclado con problemas personales que acabaron por llevar a Anissa a un trágico final.
Mary Anissa Jones nació el 11 de marzo de 1958 en West Lafayette (Indiana), hija de un ingeniero llamado John Paul Jones y una estudiante de zoología de origen libanés llamada Mary Paula Tweel. Al poco de nacer el hermano pequeño de Anissa, Paul, la familia se mudó a California, donde su padre trabajó en la industria aeronáutica.
Su madre siempre quiso que Anissa se convirtiera en una estrella. Con dos años la apuntó a clases de baile y con seis la presentó a las pruebas de la que sería su primera aparición televisiva, un anuncio de cereales. Pero su verdadero salto a la fama lo daría en 1966 cuando fue seleccionada para el papel de Buffy Patterson Davis en la serie de la CBS Family Affair (en España, Mis adorables sobrinos). La serie contaba la historia de un acaudalado ingeniero que vivía en un lujoso apartamento de Nueva York con la única compañía de su elegante mayordomo inglés, cuya vida sufre un vuelco tras tener que hacerse cargo de sus tres sobrinos, huérfanos tras un accidente de tráfico. El personaje de Anissa, Buffy, era una niña pizpireta y adorable que decía hablar con su muñeca, la Señora Beasley, a menudo para hacer comentarios humorísticos.

Anissa Jones, en el papel de Buffy Patterson Davis, junto a la señora Beasley
La serie fue un éxito rotundo desde su estreno. A lo largo de cinco temporadas, del 66 al 71, se emitieron 138 capítulos, con muy buenas audiencias. Anissa se hizo muy popular entre el público y ganó mucho dinero, no sólo con su trabajo como actriz, sino también gracias al merchandising de productos relacionados con la serie (muñecas, libros, ropa...). También participó con pequeños papeles en otras series e incluso en una película de Elvis Presley (Mis problemas con las mujeres). Pero en 1971, la CBS decidió cancelar la serie.
No fue una decisión por motivo de audiencias; aunque la serie había perdido algo de su público, seguía teniendo unas cifras elevadas. A principios de los 70, la CBS empezó a notar que la mayoría de sus series y programas atraían a una audiencia de tipo familiar. El público más atractivo para los anunciantes, los jóvenes de ambiente urbano, apenas se identificaban con una cadena cuyos programas estrella eran de temática rural o familiar. Por eso, entre los años 1970 y 71, la CBS (y otras cadenas que la imitaron) canceló varias series que, pese a sus buenos números en cuanto a espectadores, no se ajustaban al perfil renovado que la cadena buscaba. Clásicos como Green Acres, The Beverly Hillbillies, Lassie o The Jackie Gleason Show fueron suspendidos y sustituidos por nuevas series de ambiente urbano y moderno (Kojak, Cannon, MASH, Medical Center...). Y Family Affair también fue una de las series a las que se puso punto y final.
En un principio, Anissa no se tomó a mal el final de la serie que la había lanzado a la fama. Tenía trece años y ya estaba un poco harta de ir a todas partes con la Señora Beasley. Deseaba hacer otro tipo de personajes y dar el salto al cine. Pero cuando empezó a buscar nuevos papeles, se dio cuenta de que estaba totalmente encasillada en el papel de Buffy. Cuando la gente la veía, veía a la adorable niña de la serie y no a Anissa. La joven actriz fue incluso candidata al papel de Regan MacNeil, la niña endemoniada de la película El exorcista. Pero su director, William Friedkin, la descartó porque creía que la credibilidad del filme se vería comprometida si el público seguía viendo en la protagonista a la encantadora Buffy. Al final, cansada, Anissa abandonó totalmente su carrera de actriz y no volvió a interpretar ningún papel después de la cancelación de Family Affair.
A todo esto, su vida personal también era problemática. Sus padres se habían divorciado en 1965 y a partir de ahí se enzarzaron en una agria disputa judicial por la custodia de sus hijos. Tras numerosos recursos y apelaciones, no fue hasta 1973 en que la custodia fue otorgada de manera definitiva a su padre, tal y como Anissa siempre había querido. Pero apenas unos meses después John Paul Jones moría de un ataque al corazón, lo que para la joven, que lo adoraba, supuso un durísimo golpe. Anissa tuvo que volver a vivir con su madre, con la que la relación era fría y distante. Desde ese momento, su comportamiento empezó a ser cada vez más rebelde e ingobernable. Poco después se fue a vivir con una amiga y a faltar al colegio. Su madre, no viendo otra manera de encauzarla, la denunció a la policía como huida, lo que provocó que Anissa pasara varios meses en un reformatorio antes de volver a su casa. Pero su comportamiento no había mejorado. Empezó a irse de fiesta a menudo, a beber y consumir drogas, y también a robar en tiendas. En 1975 dejó el instituto y comenzó a trabajar como camarera pero lo dejó al poco tiempo, harta de que la gente la reconociese.


Finalmente, el 11 de marzo de 1976 Anissa cumplió los 18 años. Además de ser mayor de edad, también obtuvo el control del dinero que había ganado como actriz, hasta entonces en un fideicomiso. Se mudó a su propio piso con su hermano y continuó con su vida desenfrenada de fiestas y drogas hasta que el 28 de agosto de ese año, tras una noche de fiesta con su novio y sus amigos, Anissa Jones fue encontrada muerta en el dormitorio de la casa de una amiga suya. La autopsia determinó que había muerto por una sobredosis de alcohol y drogas; en su organismo se halló, además de una elevada tasa de alcohol, cocaína, PCP, metacualona (un sedante) y secobarbital (un barbitúrico). El forense diría más tarde que había sido una de las sobredosis más extremas que había visto a lo largo de su carrera. Su cuerpo sería incinerado y sus cenizas, esparcidas sobre el Océano Pacífico. Su hermano menor moriría en 1984, a los 24 años, también a causa de una sobredosis.

Estrellas infantiles de trágico final: Bobby Driscoll

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Robert Cletus "Bobby" Driscoll (1937-1968)
Bobby Driscoll fue desde muy pequeño un niño risueño, inteligente y con desparpajo. Hijo único de un vendedor de materiales de aislamiento y una profesora, nació en Cedar Rapids (Iowa) el 3 de marzo de 1937, pero la familia se trasladó poco después a Des Moines, la capital del estado. En 1943 un médico recomendó al padre, con una afección pulmonar debida al manejo de asbestos durante años, que se mudase a otro lugar con un clima más benigno, y la familia volvió a hacer las maletas, esta vez rumbo a Los Ángeles.
Allí Bobby no tardaría en tener su primera oportunidad de aparecer en la gran pantalla. El hijo de su peluquero, actor ocasional, le consiguió una prueba para la Metro Goldwyn Mayer y el pequeño resultó elegido, entre más de cuarenta aspirantes, para interpretar un papel en la película Lost Angel, un drama familiar que pasó sin pena ni gloria, pero que le permitió a Bobby Driscoll introducirse en el mundillo del cine. A este papel lo siguieron otros, y Bobby se ganó una cierta reputación de niño prodigio.
Pero su verdadero salto a la fama se produjo en 1946, cuando otra estrella infantil, Luana Patten, y él se convirtieron en los dos primeros actores contratados por Walt Disney, quien tras triunfar con sus dibujos animados se preparaba para el paso al cine con actores reales. Juntos protagonizaron Canción del sur (1946), la primera película de Disney con acción real (aunque intercalada con secuencias de dibujos animados), y en 1948 Danny, el primer filme de la compañía íntegramente sin animación. Ambos serían apodados por la prensa como "the Sweetheart Team".

Luana Patten, Walt Disney y Bobby Driscoll
En los siguientes años Driscoll protagonizaría varios filmes más para Disney e incluso se atrevería con películas no destinadas al público familiar (como en el clásico del cine negro La ventana, para la productora RKO). Danny y La ventana le valdrían recibir un Oscar Juvenil en 1950 como el actor infantil más destacado de 1949. También pondría su voz en algunos cortos de dibujos animados .
Su mayor éxito llegaría en 1950, con la versión del clásico La isla del tesoro dirigida por Byron Haskin para la Disney. Por esa época también colaboró en uno de los grandes clásicos animados de la productora, Peter Pan, sirviendo de modelo para los animadores y poniendo voz al personaje principal.


Pero a partir de ahí su carrera entró en declive. Los ejecutivos de la compañía concluyeron que, al ir creciendo, su nuevo aspecto ya no encajaba en la categoría de "protagonista adorable" que había tenido hasta entonces. Eso, unido a un grave caso de acné, hizo que en 1952 y 53 trabajara muy poco. En 1953, al concluir su contrato con Disney, la compañía no se lo renovó y Bobby Dricoll intentó seguir con su carrera. Pero para el resto de productoras seguía siendo "el actor infantil de Disney" y pocos se lo tomaron en serio. En los siguientes años, la mayor parte de su trabajo fue en series de televisión y en programas de radio.
Bobby estudiaba en la Hollywood Professional School, creada para educar a actores infantiles, pero sus padres lo matricularon en la Universidad de Westwood al terminar su contrato con Disney. No fue un cambio agradable para el joven, que fue víctima de burlas por su pasado como actor, vio como sus notas bajaban y empezó a experimentar con las drogas. Finalmente, atendiendo a sus deseos, sus padres lo devolvieron a la Hollywood Professional School, donde se graduaría en 1955.
En 1956 tuvo su primer encuentro con la justicia, al ser arrestado por posesión de marihuana, aunque los cargos serían retirados. En diciembre de ese año, huyó a México para casarse con su novia Marilyn Jean Rush; tendrían tres hijos y se divorciarían en 1960.


En 1958 tuvo su último papel en el cine; un poco conocido drama titulado The party crashers. De ahí en adelante, sólo algunos papeles esporádicos en televisión. Su cada vez mayor dependencia de la heroína y su fama de problemático le alejaron poco a poco de la interpretación. En 1961 fue arrestado por asalto y alteración del orden tras golpear con una pistola a un hombre con el que estaba discutiendo; de nuevo, los cargos fueron retirados. Más tarde, ese mismo año, un juez lo condenó a ser internado en un centro de rehabilitación. Cuando fue liberado, en 1962, ya le fue imposible encontrar ningún tipo de empleo en el mundo del cine.
En 1965 Bobby Driscoll viajó a Nueva York en un último intento de relanzar su carrera, tratando de abrirse paso como actor teatral en Broadway, pero una vez más fracasó y acabó formando parte de The Factory, el peculiar estudio artístico apadrinado por el excéntrico Andy Warhol. Allí, Driscoll interpretaría su último papel conocido, en un cortometraje underground titulado Dirt.


Driscoll abandonaría The Factory a finales de 1967 o principios de 1968, y su rastro se perdió en los ambientes marginales de Nueva York. En 1969 su padre enfermó de gravedad y, ante la posibilidad de un funesto desenlace, su madre se puso en contacto con la policía neoyorquina para pedirles que localizasen a su hijo, del que no sabían nada. Un examen de sus huellas dactilares llevó a los agentes hasta el cuerpo de un hombre no identificado que había sido encontrado muerto en una casa abandonada del East Village el 30 de marzo de 1968 por dos niños que jugaban. El cuerpo no tenía ningún tipo de documentación y la autopsia reveló que había muerto de un ataque al corazón provocado por una avanzada arterioesclerosis, causada por el consumo prolongado de drogas. Al no haber sido identificado, el cadáver de Bobby Driscoll había sido enterrado en una tumba anónima del cementerio de Hart Island, donde aún hoy permanecen sus restos.

Estrellas infantiles de trágico final: Judith Barsi

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Judith Eva Barsi (1978-1988)

La de la pequeña Judith Barsi es una de las historias más trágicas de las que han sufrido estrellas infantiles. Nacida en el Valle de San Fernando (Los Ángeles) el 6 de junio de 1978, Judith era hija de József y Maria Barsi, un matrimonio de origen húngaro.
Judith fue descubierta por casualidad por un cazatalentos en una pista de patinaje en 1983, cuando contaba cinco años, aunque creyendo que era más pequeña; sufría un déficit congénito de hormona del crecimiento que había retrasado su desarrollo. A los diez años, pese al tratamiento hormonal que recibía, apenas medía 1'12 m. y todavía hacía papeles de niñas de 7 u 8 años. Su debut en televisión fue protagonizando un anuncio de zumo de naranja, y a ese le siguieron otros muchos (hasta un total de unos setenta anuncios en su breve carrera). Su trabajo en la publicidad le sirvió como trampolín para dar el salto a la interpretación, con apariciones en películas (Tiburón: la venganza) y series de televisión (Remington Steele, Punky Brewster, Vacaciones en el mar, Cheers, Los problemas crecen...). También se dedicó al doblaje de dibujos animados; su trabajo favorito había sido poner la voz a uno de los protagonistas de la película En busca del Valle Encantado. Los que trabajaron con ella quedaban encantados; era una niña inteligente y cariñosa, con un talento innato para la actuación. No obstante, pese a su éxito laboral, en su vida privada Judith vivía un infierno provocado por un monstruo mucho más temible que los de sus películas: su padre, Jószef.


Jószef Barsi había huido de Hungría tras la invasión de las tropas soviéticas en 1956. Se instaló primero en Francia, donde se casó con su primera esposa, Klara, una exiliada húngara como él, y donde nacerían sus dos hijos mayores, Barna y Ági. En esa época Jószef comenzó a beber en exceso y a maltratar, física y verbalmente, a su familia. Los Barsi se mudarían en 1964 a Nueva York, donde continuaron los malos tratos hasta que Klara, harta, lo abandonó en 1969. Tras el divorcio, Jószef se mudó a California, donde trabajaría como fontanero y donde conoció a Maria Virovacz, inmigrante húngara como él, que trabajaba como camarera en un restaurante frecuentado por la comunidad húngara. Poco después nacería Judith, a la que su padre haría víctima de sus malos tratos, igual que a su madre.
El éxito de Judith no calmó a Jószef, más bien al contrario. Lo volvió más paranoico, celoso y controlador. La pequeña se había convertido en el principal sustento de la familia (llegó a ganar más de 100000 $ al año y, gracias a sus ganancias, la familia se había instalado en una agradable casa de tres dormitorios en el tranquilo barrio de West Hill) y eso hacía que Jószef se sintiese minusvalorado y humillado. Y esa frustración la volcaba en forma de insultos, amenazas y golpes contra su mujer e hija. También se agravó su alcoholismo; hasta en tres ocasiones fue arrestado por conducir ebrio. En diciembre de 1986, Maria lo denunció a la policía acusándolo de haberla amenazado de muerte, golpeado e intentado estrangularla; lamentablemente, acabaría por renunciar a presentar cargos contra él.


Los malos tratos de su padre acabaron por afectar al comportamiento de Judith: aumentó de peso, se mordía las uñas, se arrancaba el pelo. Finalmente, durante una audición para la película de animación Todos los perros van al cielo, en la que pondría la voz a la protagonista, Judith sufrió una crisis y su madre la llevó a un psicólogo infantil, el cual de inmediato detectó los síntomas de abuso físico y psicológico y avisó al Servicio de Protección de Menores. Estos abrieron una investigación, que sin embargo quedó paralizada después de que Maria se comprometiera a iniciar los trámites de divorcio y a mudarse con Judith a un apartamento que había alquilado en el barrio de Panorama City. Sin embargo, pese a la insistencia de sus amigos, no se atrevió a dar el paso definitivo.
El 25 de julio de 1988 los vecinos de los Barsi vieron a Judith en su bicicleta paseando por la calle. Dos días después, su vecina de al lado, Eunice Daly, escuchó un fuerte estampido procedente de la casa de los Barsi y vio salir humo de su casa. De inmediato avisó a los servicios de emergencias, quienes al llegar a la casa hallaron los cuerpos de los tres miembros de la familia. Al parecer, según se determinaría en la posterior investigación, Jószef Barsi había asesinado a su mujer e hija la noche del día 25, disparando primero a Judith mientras dormía, y luego a Maria. Luego, convivió dos días con los cadáveres (llegó a hablar por teléfono con el representante de Judith, a quien dijo que tenía pensado irse de la casa tras despedirse de la niña) antes de, finalmente, rociar los cadáveres y parte de la casa con gasolina y prenderles fuego. Acto seguido, se dirigió al garaje, donde se suicidó de un disparo.

Jószef  (1932-1988) y Maria Barsi (1940-1988)
La trágica muerte de Judith Barsi provocó una honda conmoción en el mundo del cine y la publicidad de Los Ángeles. Al entierro de Judith y Maria Barsi acudieron numerosas personas del mundo de la interpretación, muchos de los cuales habían trabajado en alguna ocasión con la pequeña. El actor Lance Guest, que había interpretado a su padre en Tiburón: la venganza fue uno de los porteadores del ataúd de Judith. Ambas recibieron sepultura en el Forest Lawn Memorial Park de Los Ángeles. En cuanto al cadáver de Jószef Barsi, nunca se hizo público su destino, si alguien lo reclamó, si fue enterrado o incinerado o dónde reposan sus restos. Su hijo mayor, Barna, también acabaría siendo alcohólico y se suicidaría en 1995.

Estrellas infantiles de trágico final: Rusty Hamer

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Russell Craig "Rusty" Hamer (1947-1990)

Russell Hamer, nacido en Tenafly (Nueva Jersey) el 15 de febrero de 1947, había entrado en contacto con el mundo de la interpretación desde muy pequeño. Sus padres formaban parte de una compañía amateur de teatro, con lo que Russell (apodado "Rusty" por su cabello pelirrojo y su cara pecosa) y sus dos hermanos mayores habían conocido ese mundo desde que nacieron.
Cuando en 1951 la familia se trasladó a Los Angeles porque su padre había conseguido allí un empleo, los hermanos Hamer no tardaron en llamar la atención y un agente les hizo un contrato a Rusty y a su hermano mayor John tras verlos actuar en una obra. Rusty debutaría en el cine en 1953 con un pequeño papel en la película Fort Ti.
Pero su verdadero salto a la fama lo daría ese mismo año cuando la secretaria del cómico y actor Danny Thomas lo vio actuar en una obra. Por aquel entonces, Thomas estaba seleccionando el reparto para una serie de televisión que estaba preparando para la cadena ABC, llamada Make Room for Daddy, y su secretaria le recomendó que probara a Rusty para uno de los papeles. Thomas quedó impresionado por el talento del niño: "Era el mejor actor infantil que he visto en mi vida. Tenía una gran memoria, una gran sincronización, y podías cambiar una de sus frases en el último momento y él se la aprendía sin problemas". Sin dudarlo, contrató a Rusty para el papel de Rusty Williams, uno de sus hijos en la ficción.

Reparto original de Make Room for Daddy
Make Room for Daddy era una comedia de situación que narraba las peripecias de un exitoso cantante de night-club que tenía que compaginar su carrera musical con la atención a su familia (esposa, dos hijos y un anciano tío chapado a la antigua), en un tono de comedia un tanto irreverente y lejano a la ñoñería habitual de la televisión de aquellos días. Su primer capítulo salió a la luz el 29 de septiembre de 1953 y, aunque las críticas fueron buenas, las audiencias fueron bastante discretas. Tras la tercera temporada, Jean Hagen, que interpretaba a la madre de la familia, dejó la serie, descontenta con su papel y la mala relación con Thomas. La solución fue "matar" a su personaje e introducir una nueva compañera sentimental para el padre de familia, una enfermera irlandesa, viuda y con una hija, con la que se comprometía al final de la temporada. Pero la ABC no estaba satisfecha con el giro argumental y las bajas audiencias, así que al término de la cuarta temporada decidió cancelar la serie.
Sin embargo, ese no fue el final de Make Room for Daddy. La CBS, que acababa de dar por terminada una de sus series estrella, I Love Lucy, aprovechó y contrató a Thomas y a todo el plantel para reemplazarla, cambiando su título por el de The Danny Thomas Show. La serie, que debutó en la CBS en septiembre de 1957, se convirtió de inmediato en un éxito rotundo, con más espectadores de los que nunca había tenido en la ABC.

El reparto de The Danny Thomas Show
Rusty Hamer alcanzó una enorme popularidad como actor gracias a la serie e incluso hizo sus pinitos como cantante (llegó a publicar un single en 1959, que resultó un absoluto fracaso). También desarrolló una estrecha relación con Danny Thomas, especialmente tras la muerte de su padre al poco de comenzar la emisión de Make Room for Daddy, convirtiéndose en una suerte de figura paterna para él.
Durante las siete temporadas que estuvo en emisión en la CBS, The Danny Thomas Show se mantuvo entre los programas más vistos, pero poco a poco empezó a dar síntomas de agotamiento. Algunos de los actores principales abandonaron la serie e incluso el propio Thomas empezó a aparecer cada vez menos. Al final, en 1964 Danny Thomas decidió poner punto y final a la serie, pese a que todavía estaba entre los diez programas más vistos, para poder dedicarse a otros proyectos. Se habían emitido once temporadas, con un total de 344 episodios.
Al cancelarse la serie que le había dado fama, Rusty Hamer tenía 17 años y planeaba continuar su carrera como actor, con papeles más serios y dramáticos. Pero a él, que había pasado buena parte de su niñez y su adolescencia en los platós de rodaje, le fue difícil adaptarse a una vida corriente. Incluso tuvo dificultades cuando por primera vez acudió a un instituto público (hasta entonces, había tenido un tutor personal para su educación). Tras graduarse, intentó sin éxito conseguir nuevos papeles; solo interpretó breves personajes episódicos en otras series y en algunos programas especiales en los que se reunieron los protagonistas de Make Room for Daddy. Tras las buenas audiencias de estos especiales, la ABC lanzó al aire en 1970 una secuela de la serie, con la mayor parte del reparto original, titulada Make Room for Grandaddy. Sin embargo, las audiencias fueron muy bajas y la serie se canceló tras la primera temporada. Fue el último papel de Rusty Hamer.

Reunidos de nuevo para Make Room for Grandaddy
En los años posteriores, Rusty Hamer dejó California y se mudó a Louisiana, donde desempeñó diversos empleos, como repartir periódicos o trabajar en una plataforma petrolífera. En 1976 se instaló en la ciudad de DeRidder para estar cerca de su madre, enferma de Alzheimer, y de su hermano John, propietario de una cafetería donde trabajó esporádicamente como cocinero.
El 18 de enero de 1990, John Hamer encontró el cuerpo de su hermano Rusty en la casa prefabricada en la que vivía. Se había suicidado disparándose en la cabeza con un revolver Magnum 357. John declararía más tarde que su hermano (al que describió como "infeliz" y "confuso") sufría de depresiones recurrentes, que él atribuía a la incapacidad de Rusty para prolongar su carrera como actor más allá de su adolescencia, además de la enfermedad de su madre y un dolor crónico en la espalda para el que Rusty rechazaba el tratamiento médico.

Estrellas infantiles de trágico final: Heather O'Rourke

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Heather Michele O'Rourke (1975-1988)

Posiblemente, la escena más recordada de la película Poltergeist sea aquella en la que Carol Anne, la hija pequeña de la familia protagonista, está sentada frente a un televisor en blanco y anuncia "Ya están aquí..."


El papel de Carol Anne estaba interpretado por una talentosa actriz infantil llamada Heather O'Rourke. Heather había nacido en San Diego (California) el 27 de diciembre de 1975, en el seno de una modesta familia; su padre era trabajador de la construcción, su madre costurera, y la familia vivía en un parque de caravanas en Anaheim. Ella y su hermana Tammy (cuatro años mayor) empezaron muy pronto a participar en concursos y a rodar anuncios, para de ahí dar el paso a la interpretación.
En 1980, Tammy O'Rourke consiguió un pequeño papel en la película musical Pennies from Heaven. Heather y su madre acostumbraban a esperarla en el estudio al término de sus escenas. Precisamente, estando en la cantina de los estudios Metro Goldwyn Mayer, su belleza llamó la atención de un hombre, que se acercó a ella y le preguntó cómo se llamaba. Ella le respondió "Me llamo Heather O'Rourke, pero eres un extraño y no puedo hablar contigo".


Aquel "extraño" era nada menos que Steven Spielberg, quien precisamente estaba buscando una niña para la película Poltergeist, de la cual era productor y co-guionista. Heather se ajustaba a lo que él buscaba (una niña de aspecto angelical e inocente, como contraste al ambiente terrorífico del filme) y su respuesta le acabó de convencer que era la adecuada para el papel. La primera prueba no convenció al director de la película, Tobe Hooper; Heather reaccionaba con risas ante escenas que teóricamente debían asustarla, y Hooper la rechazó. El papel de Carol Anne parecía que iría a parar a otra joven actriz infantil llamada Drew Barrymore, pero Spielberg se empeñó que Heather era la idónea. Una segunda prueba, en la que Heather acabó llorando de miedo, convenció a Hooper y la pequeña se hizo con el papel. Durante el rodaje, Heather asombró a todo el mundo con su prodigiosa memoria y su disciplina; se aprendía los guiones con mucha mayor facilidad que sus compañeros adultos, y esperaba pacientemente, sin ponerse nerviosa, a que llegara su turno para rodar.
Poltergeist tuvo un éxito arrollador. Heather comenzó a aparecer con frecuencia en series de televisión como Días felices, Webster o Chips. Gracias al dinero que ganaba pudo mudarse con su hermana, su madre y su padrastro (sus padres se habían divorciado en 1981) a una agradable casa en Big Bear Lake. Paralelamente a su carrera como actriz, Heather asistía a clases en la Big Bear Elementary School. Era una alumna inteligente y aplicada, que incluso fue elegida presidenta de su clase en 5º grado, algo de lo que se sentía tremendamente orgullosa.

Heather O'Rourke en la serie Webster
En 1986 se estrenó Poltergeist II: al otro lado, la secuela de la película que la había hecho famosa. La muerte de dos de sus actores poco después de terminado el rodaje cimentó la leyenda de que la saga estaba maldita. El buen recibimiento en taquilla hizo que al año siguiente se preparara la tercera entrega, en la que sólo repetirían Heather y Zelda Rubinstein de entre los componentes del reparto original.
A principios de 1987, Heather empezó a sentirse enferma. Dolores de cabeza, dificultad para comer, temblores. Su madre la llevó al Kaiser Hospital de Oakland, donde le diagnosticaron gripe. Pero como los síntomas no remitían, su madre la llevó varias veces más hasta que por fin descubrieron que padecía una infección causada por un parásito intestinal llamado Giardia lamblia. Tras el tratamiento, la pequeña seguía teniendo molestias intestinales, lo que llevó a los médicos a diagnosticarle la enfermedad de Crohn, una inflamación crónica del intestino, para la que le recetaron cortisona, aunque las molestias continuaron. A pesar de ello, continuó con el rodaje de Poltergeist III sin quejarse.


El 31 de enero de 1988, Heather empezó a sentirse mal. Vomitó varias veces y era incapaz de comer nada. Al día siguiente, su estado había empeorado, Tenía las manos muy frías, los dedos azulados y el estómago hinchado. Su madre, preocupada, decidió llevarla al médico, pero súbitamente Heather se desmayó en la cocina. De inmediato se dio aviso a una ambulancia para que la llevara al hospital. Durante el traslado, Heather sufrió una parada cardiorrespiratoria de la que fue reanimada por los paramédicos, pero acabó por fallecer a las 2:43 de esa tarde en el quirófano del Rady Children's Hospital de San Diego. Según demostraría más tarde la autopsia, los problemas de la niña no eran debidos a la enfermedad de Crohn, como erróneamente le habían diagnosticado, sino que en realidad Heather sufría una estenosis intestinal congénita, un estrechamiento anómalo del intestino que había provocado una obstrucción que a su vez había desembocado en un shock séptico masivo. Su familia denunció al Kaiser Hospital por el error de diagnóstico, aunque el caso nunca llegó a los tribunales; se cerró mediante un acuerdo privado entre ambas partes, por una cantidad de dinero que no se hizo pública.
Poltergeist III se estrenó cuatro meses después de su muerte, con una campaña publicitaria muy discreta, por el miedo que tenía la MGM de ser acusada de usar el fallecimiento de la pequeña para promocionar el filme. Sus compañeros de reparto, Tom Skerritt (que fue uno de los porteadores de su ataúd) y Nancy Allen no concedieron entrevistas a los medios para no tener que responder a preguntas sobre el trágico suceso.
Heather O'Rourke recibió sepultura en el Westwood Village Memorial Park Cemetery, no muy lejos de donde está enterrada Dominique Dunne, la actriz que interpretaba en Poltergeist a su hermana mayor, asesinada en 1982 a manos de un ex-novio celoso.

Estrellas infantiles de trágico final: Scotty Beckett

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Scott Hastings "Scotty" Beckett (4/10/1929-10/5/1968)

Scotty Beckett fue uno de los muchos actores infantiles surgidos de la fértil cantera que fueron los cortometrajes de la serie Our Gang. Scotty, descubierto por casualidad por un director de castings en 1933, cuando tenía 4 años, participó en 15 cortometrajes de Our Gang entre 1934 y 1935, antes de verse desplazado por el éxito de "Alfalfa" Switzer, aunque volvería en 1939 para rodar otros dos episodios.
Tras su etapa en Our Gang Scotty pasó a ser uno de los actores infantiles más solicitados de Hollywood, casi siempre interpretando al hijo del protagonista o al propio protagonista en su infancia. A lo largo de las décadas de los 30 y los 40, Scotty Beckett trabajó al lado de estrellas de la talla de Henry Fonda (Canción de amor), Errol Flynn (La carga de la Brigada Ligera), Fredric March (El caballero Adverse), Greta Garbo (Maria Walewska), Cary Grant (Mi mujer favorita), Elizabeth Taylor (Así son ellas), Mary Astor (No time to marry), Barbara Stanwyck (Mi reputación), Tyrone Power (María Antonieta), Gene Tierney (El diablo dijo no), Judy Garland (Listen, darling), Shirley Temple (El pájaro azul)...

Scotty Backett en su época de "Our Gang"
Y, a diferencia de otros intérpretes infantiles, Scotty supo asimilar el paso a la edad adulta sin dejar que lo encasillaran, asumiendo personajes de mayor calado dramático, en películas como The Jolson story, Dangerous years, Michael O'Halloran o Fuego en la nieve. También se matriculó en la University of Southern California, aunque luego la abandonó al no ser capaz de simultanear los estudios con su trabajo como actor.
Pero, paralelamente a su buen momento en cuanto a su carrera interpretativa, Scotty Beckett comenzó a ganar notoriedad por su agitada vida privada. Era habitual verlo frecuentando las fiestas de Hollywood en compañía de otros jóvenes actores de su generación, como Elizabeth Taylor, Roddy McDowall o Jane Powell. Muy pronto se ganó una mala reputación de problemático y mujeriego, de abusar del alcohol y de acumular grandes deudas por su adicción al juego. En 1948 fue arrestado por primera vez, tras chocar contra otro vehículo mientras conducía en estado de embriaguez, y luego intentó escapar de la comisaría. Quizá el hecho de haber perdido a su padre muy joven le privó de tener una figura paterna que le sirviera de referencia.

Scotty Beckett en uno de sus primeros arrestos
En septiembre de 1949 Beckett se casó con Beverly Baker, una joven tenista profesional. Se divorciarían apenas nueve meses después, entre acusaciones por parte de Beverly de ser un celoso patológico, controlador (intentó que dejara el tenis y que dejara de ver a sus padres) e irascible. Apenas unos meses después, en junio de 1951, volvió a casarse, con la actriz Sunny Vickers. Su escandaloso divorcio y el hecho de que Sunny estuviera en avanzado estado de gestación cuando se casaron (cinco meses después nacería su único hijo, Scott jr.) se convirtieron en la comidilla de la prensa rosa y perjudicaron seriamente su imagen y su carrera. En 1952 y 1953 apenas tuvo trabajo, y en 1954 consiguió un papel secundario en una serie televisiva de ciencia-ficción de bajo presupuesto, Rocky Jones, Space Ranger. Aunque para él, que veía cómo antiguas compañeras de reparto como Elizabeth Taylor o Jane Powell se convertían en estrellas, aquello le sabía a muy poco.
No obstante, lejos de estabilizarse, su vida privada parecía volverse cada vez más peligrosa. En febrero de 1954 fue sospechoso de un robo a mano armada en un hotel de Hollywood (le encontraron borracho y armado con una pistola en el sótano del hotel), pero al no hallarse el dinero robado y no ser identificado, se le acusó sólo de posesión de un arma.

Scott Beckett, en su etapa en "Rocky Jones, Space Ranger"
Meses más tarde, Scott Becket viajó a México con su esposa e hijo, alojándose en un hotel de Tampico con un nombre supuesto y haciendo circular varios cheques falsos. Finalmente la policía mexicana lo arrestó (no sin antes protagonizar un tiroteo con los agentes) y pasó cuatro meses en una cárcel de México, antes de ser deportado a EEUU en septiembre de 1954. Allí fue juzgado por el cargo de posesión de un arma y condenado a tres años de libertad condicional. Apenas un mes después volvió a ser arrestado en Las Vegas por pagar con un cheque sin fondos, aunque tuvo suerte y no se presentaron cargos.
Huelga decir que todos estos líos judiciales destruyeron lo poco que quedaba de la carrera de Scotty. Fue despedido de Rocky Jones y no recibió más ofertas. Pero, según comentaría a la prensa, se tomó aquel parón como una señal para rehacer su vida. Se volvió a matricular en la USC para estudiar medicina y durante unos meses no se metió en líos. Hasta que en 1955 los viejos cortometrajes de Our Gang se reestrenaron con gran éxito en televisión y Scotty pensó que podía aprovechar la oportunidad para retomar su carrera. Entre 1956 y 57 interpretó varios pequeños papeles en cine y televisión, demostrando que aún tenía talento y que su regreso a la escena era posible... pero una vez más las malas decisiones le costaron caras. En febrero de 1957 fue capturado en la frontera mexicana tratando de introducir en EEUU un alijo de anfetaminas, que él afirmó eran para el tratamiento de una supuesta "enfermedad nerviosa" de su esposa. Un nuevo escándalo que enterró de manera definitiva su carrera como actor. Poco después, Sunny solicitó el divorcio y obtuvo la custodia de Scott jr. Para Scotty Beckett aquello supuso un durísimo golpe que le llevó a protagonizar un intento de suicidio con una sobredosis de somníferos.

Los protagonistas de "Así son ellas": Robert Stack, Jane Powell, Elizabeth Taylor y Scott Beckett
A partir de entonces, su vida transcurrió entre sus problemas con la ley y sus intentos de reformarse y llevar una vida medianamente ordenada. Probó suerte como vendedor de bienes raíces y en un concesionario de coches. En abril de 1959 fue arrestado por conducir borracho y en agosto de ese mismo año, por posesión de anfetaminas. Poco después de este nuevo arresto sufrió un gravísimo accidente de tráfico al estrellarse contra un árbol cuando conducía, una vez más, bajo los efectos del alcohol. Se fracturó el cráneo, la cadera y una pierna, heridas que le dejaron secuelas físicas que le obligaron a partir de entonces a caminar con muletas o a utilizar una silla de ruedas, lo que seguramente influyó para que el juez fuera benévolo, condenándolo únicamente a un periodo en libertad condicional.
En 1962 protagonizó un nuevo intento de suicido, mediante la ingestión masiva de alcohol. Al año siguiente fue arrestado por asalto tras intentar apuñalar a un vecino tras una discusión. Poco después volvió a intentar el suicidio, esta vez cortándose las venas. Su tercera esposa, Margaret Sabo (con la que se había casado en 1961) decidió abandonarle, y él la agredió con una muleta, lo que provocó que fuera una vez más arrestado.
En 1967, tras unos años en los que no se había sabido nada de él, consiguió trabajo como conductor de una ambulancia, aunque no le duró mucho. El 8 de mayo de 1968 se presentó en una residencia de ancianos de Hollywood pidiendo ayuda tras haber recibido una brutal paliza, aparentemente tras un trato de drogas que había salido mal. Dos días después, apareció muerto en su cama. Junto a él había un bote de pastillas vacío y una nota de despedida y, aunque la policía no hizo oficial la causa de su muerte, todo apunta a que se trató de un suicidio con una sobredosis de barbitúricos. Tenía 38 años.

Estrellas infantiles de trágico final: Dana Plato

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Dana Michelle Plato, nacida Strain, (1964-1999)

Dana Michelle Strain nació el 7 de noviembre de 1964, hija de Linda Strain, una madre soltera adolescente que la dio en adopción unos meses después a Dean y Florine Plato, un matrimonio acomodado del Valle de San Fernando que se divorciarían tres años después.
Como muchos otros niños actores dio sus primeros pasos en la publicidad, protagonizando anuncios en televisión para diferentes compañías, antes de conseguir sus primeros papeles en series de televisión y telefilmes. Su debut en el cine tuvo lugar en 1977, en una olvidable película de aventuras titulada Regreso a Boggy Creek, aunque según ella misma contaría años más tarde, le ofrecieron dos papeles que pudieron haber cambiado su carrera: el de Regan MacNeil en El exorcista (1973), que luego haría Linda Blair; y el de Violet en La pequeña (1978), papel que haría conocida a Brooke Shields, aunque su madre los rechazó al no considerarlos adecuados para ella. También era una excelente patinadora; tanto, que incluso pensó en presentarse a las pruebas de selección para las Olimpiadas, pero su madre prefirió que se centrara en su carrera como actriz.


El papel que verdaderamente le dio fama a Plato fue el de Kimberley Drummond en la serie Arnold (Blanco y Negro, en la mayor parte de Hispanoamérica; Diff'rent Strokes, en su título original), la historia de un millonario con una hija adolescente que adopta a dos simpáticos hermanos afroamericanos. La serie tuvo un éxito inmediato, no sólo en EEUU, sino en todo el mundo, e hizo famosos a sus protagonistas. Incluso provocaría la aparición de una serie derivada o spin-off, The facts of life. Pero en aquella época Dana tenía problemas personales serios. Durante el rodaje de Arnold, pese a su juventud, era una consumidora habitual de alcohol, cannabis y cocaína, y poco después de comenzar la serie había sufrido una sobredosis accidental de Valium.


En diciembre de 1983, Dana se mudó a vivir con su novio, el músico de rock Lanny Lambert; la pareja se casaría en abril de 1984, y apenas dos meses después nacería su único hijo, Tyler Lambert. Durante esta época, Dana dejó de aparecer en Arnold; los productores no sabían muy bien cómo encajar el embarazo de una adolescente soltera en una serie familiar y prefirieron evitarse problemas. No obstante, tras dar a luz volvería a la serie para participar en las dos últimas temporadas, antes de su definitiva cancelación en 1986. En total, se rodaron 181 episodios, de los que Dana apareció en 140.
Pero, tras el final de Arnold, la carrera de Dana no remontó el vuelo. Pese a sus intentos de hacerse ver como una actriz seria, le fue imposible conseguir papeles. A ello contribuyó su situación personal; al consumo de alcohol y drogas se sumó que, en la misma semana de enero de 1988, ella y su marido se separaban y su madre moría a consecuencia de la esclerodermia. Por si fuera poco, su contable se fugó con buena parte de su dinero, dejándola en una complicada situación económica. Desesperada por dejar atrás su imagen de adolescente encantadora, se sometió a un aumento de pecho y en junio de 1989 posó desnuda para la revista Playboy. pero siguió sin conseguir más que papeles pequeños en películas de escasa calidad como Prime suspect o Bikini Beach race.


En marzo de 1990 se consumó su divorcio de Lambert, quien también se hizo con la custodia de su hijo. Dana se mudó a Las Vegas, donde pasó por serios apuros económicos y acabó trabajando de dependienta en una lavandería. El 28 de febrero de 1991, Dana, armada con una pistola simulada, atracó un videoclub y se hizo con un botín de 164 $. El estupefacto dependiente avisó a la policía: "Acaba de robarme la chica que hacía de Kimberly en Diff'rent Strokes". No tardó en ser arrestada; el conocido cantante Wayne Newton pagó su fianza y, finalmente, fue condenada a cinco años de libertad condicional. Su caso acaparó portadas y abrió un debate a nivel nacional acerca de las dificultades que encontraban los actores infantiles al hacerse mayores (sus ex-compañeros en Arnold, Gary Coleman y Todd Bridges, también habían tenido problemas con las drogas y la ley). En enero de 1992 volvió a ser arrestada, por falsificar una receta de Valium, y pasó treinta días en prisión.
Después de su encarcelamiento, intentó reencauzar su vida. Trató de desengancharse de las drogas y retomó su carrera como actriz, si bien básicamente con papeles en películas de ínfima categoría como Blade Boxer o Compelling Evidence; varias de ellas, de marcado carácter erótico y con escenas en las que aparecía desnuda.


En 1999, Dana vivía con su prometido y agente, Robert Menchaca, en un parque de caravanas en Navarre (Florida). El 7 de mayo de ese año, Dana asistió al programa de radio del popular locutor Howard Stern, en Nueva York. Allí habló sin tapujos de sus problemas personales y sus adicciones, afirmando no haber bebido alcohol en varios años y no tomar ya drogas, salvo los analgésicos que su médico le había recetado. El día siguiente, en el viaje de vuelta a Florida, Dana y Menchaca se detuvieron en Moore (Oklahoma) a saludar a la madre de él. Dana se sintió cansada y fue a acostarse un rato a su caravana, donde la encontraron muerta poco después. La autopsia dictaminó que la muerte había sido causada por una sobredosis de hidrocodona (un calmante) y carisoprodol (un relajante muscular), apuntándose al suicidio como causa más probable. Su cuerpo sería incinerado días más tarde.
El 6 de mayo de 2010, sólo dos días antes del undécimo aniversario de su muerte, su hijo Tyler, que también arrastraba un largo historial de problemas con el alcohol y las drogas, se suicidaba de un disparo en Tulsa (Oklahoma).

El ataque al Registro Civil de Ámsterdam

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Willem Johan Cornelis Arondeus (1894-1943)

La noche del sábado 27 de marzo de 1943, un grupo de nueve hombres, vestidos con uniformes de la policía, entraban en la oficina del Registro Civil de la ciudad holandesa de Ámsterdam, situada en un edificio de la céntrica calle Plantage Kerklaan. No era un lugar que contara con una especial vigilancia, así que no les fue difícil reducir y narcotizar a los vigilantes. Acto seguido, colocaron varias cargas explosivas en los archivos y abandonaron el lugar antes de que hicieran explosión. Había sido un ataque cuidadosamente planeado y llevado a cabo por un grupo de colaboradores de la resistencia holandesa, mayoritariamente artistas e intelectuales, dirigidos por el pintor y escritor Willem Arondeus.
Willem Johan Cornelis Arondeus había nacido en 1894 y era el menor de los siete hijos de un comerciante de combustibles de Naarden que posteriormente se mudaría a Ámsterdam y abriría una tienda de alquiler de trajes para actores. Willem mostró aptitudes artísticas desde niño y con apenas trece años ingresó en la Quellinusschool para formarse como pintor. Pero, a los 17 años, tuvo una gran discusión con sus padres tras confesarles su homosexualidad, a resultas de la cual se fue de casa y no volvió a tener contacto con ellos.

"Salomé", obra pintada por Arondeus en 1916, propiedad del Museo Metropolitano de Nueva York
Se instaló en Rotterdam y trató de abrirse camino como pintor, con escaso éxito. Fue el autor de un mural en el ayuntamiento de Rotterdam y de los bocetos de nueve tapices con los escudos de los municipios del norte de Holanda, que cuelgan en el salón principal del ayuntamiento de Haarlem. Pero, ante el escaso éxito, a principios de la década de los 30 decidió aparcar la pintura y dedicarse a la escritura. Se mudó al campo, cerca de Apeldoorn, buscando un ambiente tranquilo. Allí conocería a Jan Tijssen, quien fue su pareja durante varios años. En 1938 publicaría sus dos primeras novelas: Het Uilenhuis (La casa de las lechuzas) y In de Bloeiende Ramenas (En el Rábano Floreciente), dos obras que recibieron una buena acogida de la crítica, pero que tuvieron escasas ventas. La fortuna le sonrió al año siguiente con Matthijs Maris: de Tragiek van den Droom (Matthijs Maris: la tragedia del sueño), una biografía del pintor del siglo XIX Matthijs Maris, que resultó un gran éxito de ventas y le permitió salir de las estrecheces económicas en las que había vivido hasta entonces. En 1941, ya bajo la dominación alemana, publicaría Figuren en Problemen der Monumentale Schilderkunst in Nederland (Figuras y problemas de la pintura monumental en los Países Bajos).


Tras la ocupación de Holanda por las tropas alemanas en mayo de 1940, Arondeus se involucró decididamente en la resistencia antinazi. En 1942 comenzó a editar una pequeña revista clandestina llamada Brandarisbrieven, donde mostraba su rotunda oposición a la política cultural impuesta por las autoridades invasoras y llamaba a la resistencia. Brandarisbrieven acabaría fusionándose con De Vrije Kunstenaar (El artista libre), la principal publicación de la comunidad artística contraria al nazismo, fundada por el músico Jan van Gilse y el escultor Gerrit van der Veen, una de las principales figuras de la resistencia del mundo artístico holandés a la ocupación.
Pero no fue esa la única colaboración de Arondeus y su círculo de amigos en la lucha contra los nazis. Ante la insistencia de los invasores por contar con un censo detallado de la población judía del país, Arondeus y sus amigos comenzaron a fabricar documentos falsos para que los judíos (y otros muchos perseguidos por los nazis) pudieran huir del país, o bien ocultar su identidad para no ser descubiertos. En aquel grupo había impresores, grabadores, calígrafos, tipógrafos, expertos en tintas y papeles... y no les resultaba difícil producir documentos de gran calidad. Sin embargo, los documentos de la red de Arondeus tenían una grave desventaja: en el Registro Civil de Ámsterdam se guardaba un duplicado de cada documento de identidad expedido por las autoridades locales. A los alemanes, en caso de duda, les bastaba con hacer una sencilla comprobación en el Registro para saber si un documento era auténtico o no. Por ello, Arondeus decidió que para garantizar la seguridad de las personas que portaban sus documentos, la única salida era destruir el archivo del Registro.
La acción fue preparada de manera minuciosa. Koen Limperg, el arquitecto que había diseñado el edificio del Registro, les facilitó los planos originales de la oficina. Sus contactos en la resistencia les proporcionaron explosivos, y el poeta Martinus Nijhoff, ingeniero de formación, señaló los lugares donde se debían colocar las bombas para lograr el mayor efecto destructor.
El asalto se desarrolló tal y como estaba planeado, si bien su éxito no fue tan rotundo como esperaban. Debido a que las fichas estaban guardadas en ficheros y muy compactas, sólo un 15% quedó totalmente destruido. No obstante, otras muchas fueron dañadas por el fuego y por el agua empleada en su extinción, lo que unido al caos generado por la acción y a la actitud deliberadamente negligente de muchos de los funcionarios, impidió en la práctica que los alemanes pudieran seguir comprobando la autenticidad de los documentos sospechosos.

Estado en el que quedó la oficina del Registro Civil tras el ataque
Arondeus y su grupo no disfrutaron mucho tiempo de su éxito. El 1 de abril, apenas cinco días después del atentado, el grupo al completo era arrestado por los alemanes. Nunca se supo cómo dieron con ellos, aunque todo hace suponer que fue a causa de la traición de alguien muy cercano al grupo. El 1 de julio de 1943, Arondeus y once de sus compañeros eran fusilados en la cárcel de Weteringschans. Arondeus, que durante toda su vida había hablado abiertamente de su homosexualidad, pese a ser todavía un delito en aquella época, se despidió de un amigo poco antes de salir hacia su ejecución diciendo "Que se sepa que los homosexuales no somos cobardes".
Tras la liberación de Holanda, sus restos fueron sepultados en el Eerebegraafplaats Bloemendaal, un cementerio creado para acoger a víctimas de la ocupación. Sin embargo, no fue hasta 1984 en que se le otorgó la Verzetsherdenkingskruis o Cruz Conmemorativa de la Resistencia, entregada por el gobierno holandés a los que combatieron la ocupación; un reconocimiento demasiado tardío (algo en lo que tuvo mucho que ver su orientación sexual) que recogió su familia. En 1986, el gobierno israelí le reconoció como "Justo entre las Naciones". En su memoria, llevan su nombre sendas calles de Ámsterdam y Middelburg; además, hay una placa conmemorativa con su nombre y los de sus once compañeros ejecutados en el lugar en el que estaba situado el Registro Civil que habían atacado.


La desaparición de Bobby Dunbar

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El supuesto Bobby Dunbar, fotografiado en 1913

Todo comenzó el viernes 23 de agosto de 1912. Aprovechando el buen tiempo, el matrimonio formado por Perry y Lessie Dunbar, residentes en la ciudad de Opelousas (Louisiana) decidió disfrutar de un agradable día de pesca en el cercano lago Swayze, acompañados de sus hijos Robert Clarence (llamado Bobby), de cuatro años, y Alonzo, que estaba a punto de cumplir tres. Pero, durante esa excursión, algo ocurrió. En un determinado momento, los Dunbar se dieron cuenta de la ausencia del pequeño Bobby. Por más que lo buscaron, fueron incapaces de encontrarlo. Las autoridades fueron avisadas y se organizó un amplio dispositivo de búsqueda, con decenas de voluntarios, que registraron el lago y sus alrededores. Llegaron incluso a lanzar explosivos al lago, por si el niño se hubiese ahogado, para remover el fondo y hacer que el cadáver saliera a flote, sin éxito. Temiendo que el pequeño hubiera sido secuestrado, se envió la fotografía de Bobby a los distintos cuerpos policiales del país.

La foto de Bobby Dunbar distribuida por sus padres (izquierda) y la del niño encontrado en compañía de William Walters (derecha)
Ocho meses después de la desaparición de Bobby, la policía de Hub (Mississippi) arrestaba a William Cantwell Walters, un trabajador ambulante especializado en la reparación y afinado de pianos y órganos. Con Walters viajaba un niño de unos cuatro años que tenía un cierto parecido físico con Bobby Dunbar. Interrogado sobre el niño, Walters negó rotundamente que se tratase del pequeño desaparecido, y afirmó que en realidad se trataba de Charles Bruce Anderson, hijo de una mujer llamada Julie Anderson a la que conocía por haber trabajado para su familia (según algunos rumores, el hermano de William habría sido el padre del niño). Sin embargo, la policía no quedó convencida con su historia; Walters permaneció en prisión y se dio aviso a los Dunbar, quienes viajaron hasta Mississippi para tratar de identificar a aquel niño, que quedó bajo custodia de las autoridades.
Las versiones de lo ocurrido cuando el matrimonio se encontró con el niño son contradictorias. Algunos periódicos publicaron que los Dunbar lo habían reconocido como Bobby, y que éste los había reconocido a ellos y a su hermano, diciendo incluso el nombre de éste. Otros, sin embargo, dijeron que el pequeño no mostró indicio alguno de reconocimiento, y que sus supuestos padres habían mostrado serias dudas de que de verdad fuera su hijo. Pero, al día siguiente, tras bañarlo, Lessie Dunbar afirmó que aquel era sin duda su hijo Bobby, ya que reconocía las marcas y lunares que presentaba. Las autoridades entonces entregaron el niño a los Dunbar, quienes se lo llevaron a su casa en Opelousas, donde fue recibido con felicitaciones y celebraciones por su "vuelta a casa".


Poco después hacía su aparición Julia Anderson, proclamando ser la madre del niño y confirmando la historia de Walters: ella había permitido que el pequeño Bruce (aunque en un principio. sólo durante unos días) quedara al cuidado del trotamundos. Sin embargo, Julia se encontró un recibimiento hostil. La prensa ofreció un retrato sumamente negativo de ella; su moralidad fue cuestionada por haber tenido tres hijos estando soltera (los dos primeros habían muerto a muy corta edad) e incluso se insinuó que era prostituta. Un periodista llegó a escribir que Julia "carecía del instinto maternal que incluso los animales tienen". Julia fue sometida a una rueda de reconocimiento; se le presentaron cinco niños de similares características físicas, pero ella no fue capaz de identificar entre ellos a su hijo (al que hacía meses que no veía). No obstante, al día siguiente, tras verlo desnudo, mostró su convicción de que el niño era su hijo Bruce. Pero las simpatías de las autoridades y los habitantes de Opelousas estaban muy claras. Por un lado, los Dunbar, una familia honrada, trabajadora y decente, que había pasado por la penosa experiencia de perder a su hijo. Por otro, Julia Anderson, una madre soltera y pobre, acusada de negligente y mala madre, que según su propia declaración había entregado a su hijo pequeño a un vagabundo, y que además (como se encargaron de destacar los periódicos) había sido incapaz de reconocer al niño en primera instancia. La reclamación de Anderson fue desestimada y el pequeño volvió con los Dunbar. Sin recursos para emprender una batalla legal, Anderson se vio obligada a regresar a su Carolina del Norte natal.

El supuesto Bobby Dunbar y su madre, Lessie
Julia Anderson volvería a Louisiana para participar en el juicio a Walters por secuestro. Una vez más, defendió al acusado y reclamó que le devolviesen a su hijo. También declararon a favor de Walters varios vecinos de Poplarville (Mississippi), donde Walters había parado en varias ocasiones durante sus viajes, y que juraron haberlo visto con el niño en fechas anteriores a la desaparición de Bobby Dunbar. Pero, a pesar de esos testimonios, el tribunal declaró que aquel niño era Bobby, otorgó su custodia definitiva a los Dunbar y condenó a Walters a cadena perpetua por secuestro. El niño fue criado por los Dunbar, se casó, tuvo cuatro hijos, y pasaría el resto de sus días, hasta su muerte en 1966, siendo Bobby Dunbar.
Julia Anderson, apesadumbrada por la sentencia, acabó quedándose a vivir en Poplarville, cuyos vecinos la acogieron con amabilidad, considerándola víctima de una injusticia. Allí Julia se casó, tuvo otros siete hijos y se convirtió en una cristiana devota que trabajó durante años como enfermera y matrona. A pesar de su nueva vida, su familia recuerda que nunca olvidó a su hijo y a menudo hablaba de él y se refería a los Dunbar como sus "secuestradores".
Tras dos años en prisión, el abogado de Walters ganó una apelación que concedía a su cliente el derecho a un nuevo juicio. Pero, sorprendentemente, la fiscalía de Opelousas no quiso mantener la acusación, justificándose en los elevados costes de un nuevo juicio, con lo que Walters quedó en libertad. Hasta el día de su muerte, sucedida en una fecha desconocida de finales de la década de los 30, defendió su inocencia.


La historia del secuestro de Bobby Dunbar, que había sido largamente tratada por la prensa, fue quedando poco a poco olvidada, aunque de vez en cuando los periódicos la rescataban, especialmente cuando se producía algún secuestro infantil relevante, como sucedió en 1932 con la desaparición del hijo del famoso piloto Charles Lindbergh. No obstante, hubo personas que recordaban la historia con la duda de si aquel niño era verdaderamente Bobby; dudas que el propio protagonista de la historia parecía compartir. Los hijos de Julia Anderson contaban que un Bobby ya adulto había estado en Poplarville en varias ocasiones y visitó a varios de ellos.
Décadas después de la muerte del supuesto Bobby Dunbar, una de sus nietas, Margaret Dunbar Cutright, que como todos en su familia conocía la historia del secuestro de su abuelo, inició una investigación por su cuenta. Aunque ella creía de buena fe que su abuelo era Bobby Dunbar y esperaba demostrarlo fuera de toda duda, cuanta más información recogía sobre el caso, más dudas despertaban en ella. Finalmente, en 2004 Bobby Dunbar jr., el primogénito de Bobby Dunbar, accedió a someterse a una prueba genética para comparar su ADN con el de uno de los hijos de Alonzo Dunbar. Sorprendentemente, la prueba demostró que ambos hombres, pese a ser en teoría primos, no estaban emparentados, lo que parece dejar claro que aquel niño era en efecto Bruce Anderson y no Bobby Dunbar. Las familias de Julia Anderson y William Walters se mostraron satisfechas de que, después de tanto tiempo, se hubiera aclarado lo ocurrido. En cambio, entre los hijos y nietos del pretendido Bobby Dunbar hubo algunos que se negaron a reconocer aquellos resultados, afirmando considerarse únicamente miembros de la familia Dunbar.
Pero una vez aclarada la identidad del niño entregado a los Dunbar, queda pendiente el misterio de qué le ocurrió al verdadero Bobby Dunbar aquella tarde de agosto de 1912. Probablemente nunca lo sepamos con certeza. Muchas teorías se han propuesto, pero la opinión de Margaret Dunbar es que el pequeño muy probablemente cayó accidentalmente al lago y se ahogó, o bien fue devorado por un caimán.

Pequeñas historias (VII)

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Kim Peek, el famoso "savant" de memoria prodigiosa, era capaz de gestionar las nóminas de una empresa con 160 trabajadores sin necesidad de emplear una calculadora. Cuando fue despedido para ser sustituido por un ordenador, hicieron falta dos contables a tiempo completo, además del ordenador, para hacer su mismo trabajo, y empleando para ello más tiempo del que tardaba Peek.
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En las primeras décadas del siglo pasado, Canadá fue la gran dominadora del hockey sobre hielo mundial. Su dominio era tan abrumador que en el mundial de 1930 los canadienses pasaron directamente a la final; todas las eliminatorias previas sirvieron sólo para decidir quién sería el otro finalista, que resultó ser Alemania. En la final, los canadienses (que no enviaron a una auténtica selección, sino a un equipo, los Toronto CCMs) vencieron sin problemas por 6 a 1.
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En 1806, el futuro presidente de los EEUU Andrew Jackson retó a duelo a un abogado llamado Charles Dickinson, con el que ya había tenido algunas confrontaciones previas, por haberlo llamado cobarde. Dado que en el estado de Tennessee los duelos estaban prohibidos, ambos se encontraron en Adairville (Kentucky), la mañana del 30 de mayo de 1806. Jackson, al haber sido el retador, permitió que Dickinson disparase primero. El disparo de su rival le alcanzó en el pecho, a apenas un par de centímetros del corazón, pero Jackson siguió de pie sin inmutarse, haciendo que los presentes creyeran que Dickinson había fallado. Calmada y metódicamente, cargó su pistola y disparó a su vez, acertando a su oponente en el pecho y matándolo. La bala que le había herido estaba tan cerca del corazón que los médicos no se atrevieron a extraérsela, y Jackson la llevó en su pecho el resto de su vida.
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Durante la batalla del río Monongahela (9 de julio de 1755), en la que las tropas franco-indias derrotaron a una columna de soldados ingleses bajo el mando del general Braddock, el futuro presidente de los EEUU George Washington vio como su caballo era abatido por un disparo. Le dieron otro caballo que también murió a causa de un disparo enemigo. Cuando los ingleses lograron retirarse, con más de 450 muertos (entre ellos Braddock) y otros tantos heridos, Washington descubrió en su abrigo cuatro agujeros de bala. Milagrosamente, ninguno de aquellos cuatro disparos le había herido.
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La isla de Hans es un islote despoblado de 1'3 km2 sito en el canal que separa Groenlandia de la isla canadiense de Ellesmere, cuya soberanía se disputan desde hace décadas Canadá y Dinamarca. Las tropas de uno y otro país visitan periódicamente el lugar para arriar la bandera del otro país e izar la suya, dejando al pie del mástil como regalo una botella de whisky Canadian Club (los canadienses) o schnapps (los daneses).
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Don Karkos era un joven recluta de 17 años natural de Lisbon Falls (Maine) que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió a bordo del buque de abastecimiento de combustible USS Rapidan. En verano de 1942, una explosión accidental a bordo del barco hizo que Karkos resultara herido por el impacto de varios trozos de metralla, que le privaron de la visión del ojo derecho. A finales de 2006 Karkos, gran aficionado a los caballos y vigilante voluntario en las instalaciones del hipódromo de Monticello Raceway (en Monticello, Nueva York) fue golpeado en la cabeza por un caballo llamado My Buddy Chimo, que lo lanzó contra una pared. Al día siguiente, Karkos había recuperado totalmente la visión en su ojo derecho, después de 64 años. Se cree que el golpe desplazó algún fragmento de metralla que Karkos todavía conservaba en su cabeza.
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Aunque no es una figura especialmente conocida, Norman E. Borlaug es sin duda una de las personas más influyentes de la historia de la humanidad. Ingeniero agrónomo, genetista y Premio Nobel de la Paz en 1970, Borlaug fue pionero en la creación de variedades híbridas de trigo y otros cereales, más productivas y resistentes a enfermedades. Se estima que las semillas que él desarrolló han salvado más de mil millones de vidas.
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El 20 de octubre de 1986, el piloto del vuelo 6502 de Aeroflot que volaba de Yekaterinburgo a Grozny, Alexander Kliuyev, apostó con su copiloto, Gennadi Zhirnov, que era capaz de aterrizar el avión a ciegas, guiándose sólo con las lecturas de los instrumentos de navegación. Para probarlo, ambos taparon las ventanillas de la cabina, quedando sin puntos de referencia para tomar tierra. Durante el intento de aterrizaje, el avión tocó el suelo a demasiada velocidad, se salió de la pista y se incendió. De las 92 personas a bordo murieron 70, incluido Kliuyev. Zhirnov fue condenado a 15 años de cárcel, de los que cumplió 6.

El caso del metílico

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Durante la primavera de 1963, una serie de extrañas muertes empezaron a sucederse en algunas comarcas del rural gallego y de las islas Canarias, sin que nadie pareciera dar con una causa que las explicase. Las víctimas presentaban síntomas similares: dolor abdominal, vómitos y una repentina ceguera. Se barajaron hipótesis tales como que se tratara de aneurismas cerebrales o de una epidemia de meningitis.

María Elisa Álvarez Obaya
La primera que sospechó de esas muertes fue María Elisa Álvarez Obaya, la joven farmacéutica titular del municipio lanzaroteño de Haría. donde, en poco más de un mes, habían muerto cuatro personas con dichos síntomas, y otras dos se habían quedado ciegas. Elisa, sospechando que tantos casos en tan poco tiempo y en un un área tan limitada no podían ser una casualidad, se puso a investigar, y descubrió que todos los afectados habían consumido alcohol poco antes de enfermar, y que varios eran clientes habituales de la misma bodega en Haría. La farmacéutica tomó muestras de las bebidas alcohólicas que se sevían allí y, tras analizarlas, descubrió en una garrafa de aguardiente niveles muy elevados de alcohol metílico, altamente tóxico. De inmediato, se prohíbe la venta de ese alcohol en el municipio y el 21 de marzo de 1963 entrega un informe a las autoridades judiciales quienes, tras investigar el origen de esa bebida, descubren que procedía de la bodega Lago e Hijos, de Vigo, la cual tenía entres sus suministradores a una bodega ourensana propiedad de Rogelio Aguiar Fernández y situada en la calle Rosalía de Castro, en el barrio de A Ponte.

Rogelio Aguiar Fernández
Rogelio Aguiar era un empresario pontevedrés que llevaba décadas relacionado con la fabricación y distribución de bebidas alcohólicas. A principios de los años 60 descubrió lo que él pensaba que era una oportunidad magnífica para su negocio: emplear alcoholes industriales de bajo coste, como el alcohol isopropílico, para elaborar bebidas alcohólicas, mezclándolos con alcohol etílico. Aguiar empezó a ofrecer su producto a fabricantes de licores y vinagres; pero las bebidas elaboradas con isopropílico tenían un sabor desagradable, y muy pronto sus clientes rechazan el producto y dejan de comprárselo. Viendo amenazado lo que el creía que era la gallina de los huevos de oro, Aguiar se pone a buscar alternativas y descubre el alcohol metílico.
El alcohol metílico o metanol es un líquido incoloro, sin sabor ni olor. Se emplea en la fabricación de plásticos, disolventes, barnices o combustibles. Su apariencia es similar a la del etanol, pero el metílico es muy tóxico; ataca el sistema nervioso, tiene graves efectos secundarios, provoca ceguera y, en concentraciones elevadas, la muerte. Dependiendo de la complexión o el estado de salud de la persona, una dosis de a partir de 20 mililitros puede resultar letal. Pero eso era lo de menos para Aguiar. Podía hacerlo pasar por alcohol corriente y costaba apenas una tercera parte que el alcohol etílico. Así que empezó a comprar grandes partidas de alcohol metílico a una empresa química de Madrid, Alcoholes Aroca. Entre diciembre de 1962 y abril de 1963, Rogelio Aguiar adquiere unos 75000 litros de alcohol metílico. Los envíos llegaban a su bodega en camiones y eran descargados de noche, para no llamar la atención, y una vez allí, el bodeguero, a veces con la ayuda de su mujer, lo mezclaba en distintas proporciones con alcohol etílico, para luego venderlo a otros fabricantes y distribuidores, bien como materia prima, bien como aguardiente ya elaborado. Aguiar sabe perfectamente que el metílico no es apto para el consumo humano; así consta en las facturas de la casa Aroca y en las etiquetas de los barriles. Pero aún así, continúa con su actividad, obteniendo grandes beneficios. Algunos de sus clientes se muestran sorprendidos por el bajo precio del alcohol; Aguiar los engaña contándoles que se trata de alcohol importado de manera ilegal, sobornando a los empleados de Aduanas del puerto de Málaga para que hagan la vista gorda.

La bodega de Rogelio Aguiar
Y así, durante meses, el letal alcohol se va extendiendo lentamente, provocando más y más víctimas. Entre los clientes de Aguiar destacan la bodega Lago e Hijos, buena parte de cuyos productos son destinados a las Islas Canarias; y la empresa coruñesa Rosol, que adquiere varios miles de litros del alcohol para fabricar vinagre, que luego vende a distintas conserveras para elaborar escabeches, lo que contribuye a extender aún más los efectos del metílico.
Si bien es en Galicia y las Canarias donde se comercializa la mayor parte del alcohol, partidas de licores adulterados son enviadas a una gran cantidad de destinos. Algunos envíos van a parar a otras ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Granada, Zaragoza) , pero también a las colonias africanas de Guinea y el Sáhara Español; a países europeos como Alemania, Suiza o Francia; a Senegal; a Sudamérica; e incluso a Estados Unidos, donde un envío de varias cajas de aguardiente elaborado por el industrial vigués Manuel López Valeiras fue intervenido en la aduana de Nueva York y posteriormente destruido al detectarse que estaba contaminado con metanol. En muchos casos, son emigrantes gallegos los que reciben esos envíos, contribuyendo involuntariamente a extender la acción del metílico.
El escándalo del metílico sale a la luz pública por primera vez el 30 de marzo de 1963. Es el periódico Faro de Vigo el que publica una pequeña nota haciendo referencia a la investigación que tiene lugar en las Canarias relativa a varias muertes provocadas por consumir alcohol en malas condiciones. No llama mucho la atención, pero si pone sobre aviso a Aguiar y a algunos de sus clientes. El bodeguero ourensano comienza a destruir documentación comprometedora. Solicita a Alcoholes Aroca un certificado de que le han vendido menos alcohol del que realmente le han suministrado (algo a la que la empresa se niega) y se deshace de los últimos bidones de metílico que conserva en su bodega; unos 800 litros que oculta en una apartada finca rural propiedad de su abogado y amigo José Ramiro Nóvoa.


A raíz de la publicación en la prensa de los casos en Canarias, empiezan a crecer las sospechas de que la causa de las extrañas muertes en Galicia tienen un origen similar. El médico de Cea, José Nóvoa Seijo, que ha tratado varios casos y conoce alguno más, informa de sus sospechas a la Guardia Civil tras atender una muerte, el 20 de abril, en la que la víctima había consumido licor café poco antes de empezar a notar los síntomas.
Finalmente, el 27 de abril de 1963 se incoan las diligencias del caso. La prioridad es detener el flujo de alcohol adulterado e incautar todas las existencias que siguen en circulación. Algunos de los implicados ya han tomado medidas por su cuenta, deshaciéndose del alcohol que todavía conservaban e incluso recuperando algunas partidas que ya habían vendido. Aún así, las autoridades confiscan una gran cantidad de licor sospechoso, dentro y fuera de Galicia. En Madrid se incautan más de 1400 litros de aguardiente, ginebra y licor café dispuestos para ser comercializados, y en Barcelona otros 300 litros de aguardiente comprados por el Centro Gallego. También empiezan a producirse los primeros arrestos: Rogelio Aguiar y su esposa, María Ferreiro; su amigo, el abogado José Ramiro Novóa; Román Rafael Lago y su hijo Román Gerardo, responsables de Lago e Hijos; Miguel Ángel Basail, gerente de Rosol. Así, hasta un total de diez personas, para los que se dicta auto de procesamiento el 2 de mayo, que son enviadas a prisión, la mayor parte de ellos sin fianza.
El estallido del caso provoca el pánico general. Pese a las llamadas a la calma y los anuncios de la mayoría de los fabricantes asegurando la total seguridad de sus productos, las ventas de bebidas alcohólicas se desploman, especialmente en las zonas más afectadas por el envenenamiento. Tardarían meses en recuperarse, y ello después de un anuncio oficial en el que se advierte de que ya no hay peligro.


La instrucción del caso es larga y laboriosa. Hay una enorme cantidad de documentos que estudiar, testigos a los que interrogar, análisis químicos, etc. El Laboratorio de Sanidad de Ourense se ve literalmente desbordado a la hora de analizar los centenares de muestras procedentes de la gran cantidad de licor intervenido por la Policía y la Guardia Civil. No es hasta septiembre de 1965, una ver terminadas todas las diligencias, en que se dicta el auto de conclusión del sumario.Se presentan cargos contra once personas, a los que se les atribuyen 51 muertes (38 en Galicia, 12 en Canarias y uno en el Sáhara Español) y cinco casos de ceguera permanente. La cifra, dada la magnitud del caso, parece casi irrisoria. Son sólo los casos que se han podido comprobar fuera de toda duda que se han producido por el consumo de alcohol metílico. Muchos otros casos sospechosos no pudieron ser probados, por no haberse hecho autopsia, por no permitir los familiares la exhumación o por haberse dictaminado muerte por causas naturales. La imposibilidad de seguirle la pista a cada uno de los miles de litros de alcohol contaminado, especialmente los que fueron a parar al extranjero, impide saber el número exacto de víctimas. Pero algunos de los que trabajaron en el caso hablaron de que el número real de muertos por el metílico pudo fácilmente haber sido de 500, 1000 o 5000 personas. El fiscal del caso, Fernando Seoane, trató inútilmente de que las autoridades implicadas asumieran su parte de responsabilidad; era evidente que de no ser por la falta absoluta de controles y la dejadez de instituciones como los Ministerios de Salud y Agricultura, el Sindicato Vertical de Industrias Químicas o la misma Presidencia del Gobierno, el caso no habría alcanzado tales dimensiones. Pero todo fue en vano; la maraña burocrática y el rechazo de instancias superiores impidió que se presentaran cargos contra cualquier administración pública.


El juicio, finalmente, dio comienzo el 1 de diciembre de 1967, más de cuatro años después de los sucesos, en el Juzgado de Instrucción de Ourense, en medio de una gran expectación y ante numerosos curiosos y periodistas. Fue un juicio largo y complejo. El sumario tenía 36000 páginas y era el más extenso instruido hasta la fecha en España. La acusación llamó a declarar a 113 testigos y las defensas, a 76. Rogelio Aguiar se defendió alegando que desconocía los graves efectos del consumo de metílico; los empresarios que le compraron el alcohol adulterado formaron un frente común para atribuirle a él toda la responsabilidad, alegando haber sido engañados y que en ningún momento supieron de la toxicidad del producto que les había vendido. Una versión desmentida por los peritos, quienes además señalaron que ninguno de ellos realizó ningún tipo de análisis al alcohol suministrado por Aguiar, más allá de comprobar su graduación alcohólica. El juicio se prolonga durante veinte días, con sesiones de mañana y tarde.
La sentencia final se lee el 27 de diciembre. Los once acusados son condenados por delitos contra la salud pública, imprudencia temeraria y encubrimiento, a un total de 120 años de cárcel. La mayor pena (19 años de cárcel) es para Rogelio Aguiar. Su esposa es condenada a 12 años y los Lago, a diecisiete años cada uno. También son condenados a pagar a las víctimas del envenenamiento y a sus familias indemnizaciones que suman casi diecinueve millones de pesetas.

Lista de condenas:
Rogelio Aguiar Fernández, bodeguero y principal responsable del envenenamiento, 19 años de cárcel y multa de 25000 pesetas por un delito contra la salud pública.
María Ferreiro Sánchez, esposa de Rogelio Aguiar, 12 años y un día de cárcel y multa de 5000 pesetas por un delito contra la salud pública.
Román Rafael Saturno Lago Cabral y su hijo Román Gerardo Lago Álvarez, propietarios de la bodega Lago e Hijos, 17 años de cárcel y 25000 pesetas de multa cada uno por sendos delitos contra la salud pública.
Luís Barral Iglesias, propietario de un almacén de licores en el barrio ourensano de El Veintiuno, 17 años de cárcel y multa de 25000 pesetas por un delito contra la salud pública.
Miguel Ángel Sabino Basail Infante, gerente de Industrias Rosol, 15 años de cárcel y multa de 10000 pesetas por un delito contra la salud pública.
Ricardo Debén Gallego, que vendía licor café suministrado por Barral Iglesias, 12 años y un día de cárcel y multa de 5000 pesetas por un delito contra la salud pública.
Alberto Lombán González, propietario de una fábrica de licores, 6 años de cárcel por un delito de imprudencia temeraria.
Francisco Emilio López Otero, propietario de una tienda de alimentación en Ourense, 3 años de cárcel por imprudencia temeraria.
José Ramiro Novoa Ramírez, abogado y amigo de Rogelio Aguiar, un año de cárcel y multa de 5000 pesetas por encubrimiento.
Manuel López Valeiras Souto, distribuidor de licores vigués, 1 año de cárcel y multa de 10000 pesetas por un delito contra la salud pública.

Aunque las penas eran un tanto suaves, dada la gravedad del delito cometido, los principales acusados no llegarían a cumplirlas. Diversos indultos y medidas de gracia recortaron sensiblemente el periodo que pasaron entre rejas. Así, Rogelio Aguiar salió en libertad en 1972 y Román Lago, en 1974. María Ferreiro ni siquiera llegó a pisar la cárcel: huyó del país poco antes de que se hiciera pública la sentencia y se refugió en París. En 1975 fue identificada en la frontera y arrestada, pero como para entonces los delitos por los que había sido condenada habían prescrito, fue puesta en libertad sin cargos. Las víctimas tampoco llegaron a recibir las indemnizaciones fijadas por el tribunal: las empresas involucradas se declararon en quiebra una tras otra, evitando de esa manera tener que pagar dichas compensaciones.

La nueva vida de Arthur

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Corría el mes de noviembre de 2014 y en la selva amazónica de Ecuador se disputaba el Adventure Racing World Championship, una prueba anual de resistencia por equipos cuyos participantes deben de enfrentarse a diversas pruebas de marcha, escalada, orientación, bicicleta de montaña o piragüismo, a lo largo de un recorrido de cientos de kilómetros. Uno de los equipos participantes de aquel año era el sueco Team Peak Performance, liderado por Mikael Lindnord.


Durante una pausa que el equipo hizo en su recorrido para comer, un perro callejero se les acercó. Un perro flaco, sucio, famélico, que inspiró la compasión de Lindnord, quien compartió con él sus albóndigas, sin imaginar que aquella sencilla ofrenda iba a ser para el perro como la señal de un contrato de fidelidad eterna.. Desde aquel instante, aquel chucho callejero no se apartó ni un momento del grupo, siguiéndolos por caminos infames, pantanos y colinas. Los miembros del equipo creyeron que antes o después se cansaría de seguirlos; pero el perro, tozudo y determinado, continuaba a su lado.



Llegó un punto en el que el grupo debía continuar su recorrido por agua, a bordo de kayaks. Creyeron que por fin el perro se daría por vencido... pero nada más partir, el animal saltó al agua y los siguió a nado hasta que Lindnord, resignado, lo subió a su kayak. Tras seis días de dura competición, el equipo cruzaba la línea de meta acompañado por su inseparable socio canino.


Terminada la prueba, Lindnord decidió que no podía abandonar a su suerte al perro (al que había llamado Arthur, inspirándose en la leyenda del rey Arturo) y decidió adoptarlo y llevárselo con él de vuelta a Suecia. Lo primero fue llevar a Arthur a un veterinario ecuatoriano, donde lo atendieron de sus muchos problemas. Arthur tenía numerosas heridas, algunas infectadas, y estaba lleno de pulgas y otros parásitos. Hubo que coserle esas heridas y administrarle antibióticos. Para costear sus gastos médicos y el traslado, el equipo lanzó una campaña de crowdfunding a través de Twitter que reunió el dinero en muy poco tiempo.


Mientras Arthur se recuperaba, Lindnord batallaba con la burocracia ecuatoriana hasta conseguir el permiso para llevarse al perro. Finalmente, Arthur viajó a Suecia en el mismo avión que llevaba al resto del equipo y allí, tras cuatro meses de cuarentena y una pequeña operación dental, se fue a vivir con Lindnord y su familia, a la ciudad de Örnsköldsvik.


Hoy, Arthur es un perro feliz y alegre que se ha adaptado perfectamente a su nueva vida. Le encanta la nieve, jugar con su nueva familia, y sobre todo, correr. Suele acompañar a su amo en sus entrenamientos e incluso ha participado con él en algunas competiciones.


Después de que el caso se hiciera célebre, varios ciudadanos ecuatorianos han reclamado ser el legítimo propietario del perro. No obstante, todas las reclamaciones se retiraron después de que numerosas personas solicitaran a las autoridades ecuatorianas que se localizara al antiguo dueño de Arthur para acusarlo de maltrato animal.


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